Redacción. Madrid
Una nueva investigación de la Escuela de Medicina Icahn del Hospital Monte Sinaí, en Nueva York, Estados Unidos, publicada en la edición digital de 'JAMA Psychiatry', revela que el abuso de cocaína a largo plazo puede estar asociado con deficiencias en las partes del cerebro involucradas en el seguimiento y la supervisión de la conducta de uno mismo.
Rita Z. Goldstein.
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Mediante el uso de procedimientos de formación de imágenes funcionales y estructurales de resonancia magnética, los investigadores fueron capaces de visualizar anormalidades en la respuesta a los errores y la integridad de la materia gris en la parte del cerebro conocida como la corteza cingulada anterior, que controla muchas de las funciones cognitivas, incluyendo reconocer los errores y responder a ellos.
Los científicos clasificaron a los individuos adictos en función de si eran capaces de proporcionar informes precisos de su propia conducta de elección y por medio de un cuestionario que evaluó su funcionamiento emocional. Se compararon los resultados con controles sanos y en individuos adictos a la cocaína que no tenían estos déficits de conciencia de sí mismos.
"Se pudieron ver fácilmente anomalías funcionales y estructurales cuantificables en el cerebro en las imágenes de resonancia magnética de los individuos adictos a la cocaína con alteración de la conciencia de sí mismos", dijo Rita Z. Goldstein, autora principal del estudio y profesora de Psiquiatría y Neurociencias de la Facultad Icahn.
"Estos déficits fueron prominentes incluso cuando comparamos este subgrupo de individuos con otros adictos a la cocaína cuya conciencia de sí mismos estaba intacta", agregó. En concreto, la corteza cingulada anterior era morfológicamente más pequeña y respondió de manera anormal a los errores en los individuos adictos a la cocaína con alteración de conciencia de sí mismos.
"Nuestros resultados sugieren opciones de tratamiento que podrían ser especialmente útiles para las personas con problemas de conciencia de sí mismas", destacó otro de los autores del análisis y profesor asistente en el Departamento de Psiquiatría de la Facultad de medicina Icahn, Scott J. Moeller.
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