Redacción. Madrid
Un equipo de ingenieros y expertos en autismo de la Universidad Vanderbilt (Estados Unidos) han desarrollado un robot que mejora el aprendizaje de los niños con trastornos del espectro autista (TEA), según recoge ‘IEEE Transactions on Neural Systems and Rehabilitation Engineering’.
Imagen del robot NAO.
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"Se trata de la primera evidencia de que los sistemas adaptativos inteligentes pueden impactar en el autismo", ha señalado Zachary Warren, quien trabaja en el Instituto de Investigación de Trastornos del Espectro Autista en el 'Kennedy Center' de Vanderbilt.
El conocido como NAO cuenta con dos metros de altura y una pantalla plana. Uno de los afectados que lo ha podido utilizar es Aiden, de tres años y medio, quien miró a la pantalla cuando estaba proyectando dibujos animados de Scooby Doo, en el momento en el que el robot lo señaló.
El sistema comprende cámaras y sensores con el objetivo de ayudar a los niños a mejorar sus capacidades. Los niños que no padecen la enfermedad, aprenden de forma natural. Sin embargo, aquellos que tiene autismo, cuentan con ciertas dificultades.
"No se puede pensar en un robot que se ponga delante de un niño y esperar que funcione", ha señalado Warren. "Es necesario desarrollar una sofisticada estructura alrededor del robot antes de que funcione", ha precisado.
El pequeño robot rastrea los movimientos de la cabeza de los niños, por lo que el sistema puede determinar lo que están buscando. NAO ha sido programado con una serie de indicaciones verbales, tales como 'mirar por encima de aquí' y 'hacer un poco más'.
El protocolo comienza con un mensaje verbal que le pide al niño que mire una imagen o vídeo que se muestra en una de las pantallas. Si el niño no responde, entonces el terapeuta proporciona apoyo para combinar mensaje verbal con gestos físicos, tales como girar la cabeza o señalar. Cuando el niño mira hacia el blanco a continuación, el terapeuta responde con elogios, como decirle al niño, "buen trabajo".
Los investigadores creen que los robots podrían jugar un papel crucial a la hora de responder a un problema de salud pública, pues ha sido creado debido al aumento del número de niños con esta enfermedad que no son diagnosticados.
Y es que uno de cada 88 niños son diagnosticados con este trastorno, una cifra que ha aumentado un 78 por ciento en cuatro años. El tratamiento de estas personas es de cuatro a seis veces mayor que en los pacientes sin autismo.
Por su parte, Julie Crittendon, profesora de Pediatría en la Universidad de 'Vanderbilt Medical Center', ha asegurado que "la intervención temprana e individualizada es actualmente el método más eficaz para ayudar a los niños con autismo social a desarrollar habilidades de comunicación fundamentales que necesitan para convertirse en adultos productivos.
"La interacción de los niños con el robot fue excelente", ha señalado Crittendon, quien ha reconocido que se han visto mejoras en todos los ámbitos en ambos grupos". El sistema no está diseñado para sustituir a los terapeutas sino de reforzarlos.
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