Redacción. Madrid
A pesar de que al menos siete de cada diez pacientes que consultan por un Trastorno por Uso de Sustancias (TUS) presenta otro trastorno psicopatológico, la patología dual continúa siendo una gran desconocida por la sociedad. Tanto es así, que no existe en nuestro país ninguna asociación de pacientes que agrupe a las personas que padecen adicciones y trastornos mentales de manera simultánea.
Para poner en conocimiento la especial situación de estos enfermos, la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) ha elaborado un decálogo en defensa de este colectivo para que sirva de referencia tanto a los afectados como a sus familiares.
Así, los pacientes con Patología Dual, aquellos que sufren de un trastorno adictivo y otro trastorno mental, tienen derecho a:
1. Recibir tratamiento en condiciones de igualdad.
Los pacientes con patología dual deben integrarse en la red normalizada de salud donde su adscripción natural es la red de salud mental, que debería habilitar circuitos y dispositivos específicos que atiendan su especificidad.
2. No ser excluidos socialmente.
Evitar el estigma, en este caso doble, que comporta el padecer una adicción y otro trastorno mental. Los profesionales deben promover toda clase de actuaciones encaminadas a la mejora de las condiciones físicas, mentales y de calidad de vida de las personas afectadas por esta patología, que por su misma naturaleza presentan un alto riesgo de exclusión social.
3. Estar informados
La difusión a los pacientes, sus familias y cuidadores, a la comunidad científica y a la sociedad en general de los avances en el conocimiento que se realicen en el campo de la Patología Dual tanto en España como en la comunidad internacional. Los pacientes necesitan información de calidad contrastada según criterios de acreditaciones explícitos y proporcionados por profesionales sanitarios. Se contempla el respeto a la pluralidad de las diversas fuentes y agentes de información. La información tiene que producirse en un lenguaje inteligible y adaptado a la capacidad de entendimiento de los pacientes.
4. Ser asesorados.
El asesoramiento y asistencia a los pacientes así como a sus familiares; a las asociaciones de familiares agrupados en torno a esta problemática; y a los organismos públicos o privados relacionados con ella.
5. Correcta atención
La formación de los profesionales que en la clínica diaria trabajan con personas afectadas por patología dual, conductas adictivas y otros trastornos mentales. Formación específica que no constituye la suma de las dos situaciones clínicas. Atención especial a diferentes comorbilidades médicas y/o psiquiátricas.
6. Participar activamente
A mantenerse informados e incluso a participar activamente en los tratamientos, procurando y trabajando su autonomía.
7. Diagnóstico correcto de acuerdo al conocimiento científico actual.
Las neurociencias, en constante desarrollo van aportando nuevos conocimientos y paradigmas sobre las enfermedades mentales que los clínicos deben conocer. Los pacientes deben disponer del “doble diagnóstico”
8. Atención de calidad
Reconocer la calidad de los diagnósticos, de las terapias y de los tratamientos, una calidad que debe mantenerse y, si es posible, mejorarse, sin que las restricciones presupuestarias atenten contra la calidad de los servicios y de las prestaciones.
9. Derecho a un abordaje específico e integrado
Evitar el “síndrome de la puerta equivocada” donde los pacientes no encuentran acceso adecuado a su patología dual, y deambulan entre la red de salud mental y la actual “red de drogodependencias”, que muchas veces no tienen una coordinación fluida ni comparten la misma ideología de tratamiento.
10. Derecho a que se promueva la investigación en patología dual
La creciente investigación tanto básica como clínica debe promoverse y sus resultados volcarse a los pacientes para su beneficio.
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