Redacción Guipúzcoa
Una de cada cuatro personas sufrirá un trastorno mental alguna vez en su vida. La psicóloga de Agifes Nekane Azuabarrena inició con ese dato la charla ofrecida en la casa de cultura Potxoenea de Usurbil. Y es que se trata de una cifra que alerta de la importancia de cuidar la salud mental.
Imagen de la charla de Agifes.
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En palabras de Azuabarrena, aceptar la enfermedad mental es uno de los pasos más difíciles. “Suele ser muy complicado, sobre todo para uno mismo pero también para los familiares, entender los síntomas y las consecuencias que implica”. Por ello, estas personas necesitan “mucha ayuda para salir adelante, por parte de la familia, los amigos, la comunidad, los profesionales y la administración”.
Además de quienes padecen una patología psíquica, los familiares y cuidadores precisan también de mucho apoyo, para que no se desgasten en el proceso. Algunos de los asistentes al acto contaron su experiencia en grupos de terapia para familiares. “Necesitamos mucha preparación para afrontar la situación; es muy enriquecedor el que podamos compartir nuestras frustraciones y dolores con personas que están pasando por procesos similares al nuestro. Para mí, personalmente, fueron muy útiles esas sesiones de grupos, en las que aprendí a gestionar mis emociones y a comunicarme con mi hermana”, comentó una mujer.
Claves para reforzar las relaciones
Azuabarrena, que trabaja como responsable del centro de rehabilitación psicosocial Ibiltzen Benta Berri de Donostia, ofreció algunas claves para hacer frente a los problemas que pueden surgir durante la convivencia. “Cuando se manifiestan las alucinaciones, por ejemplo, no debemos rechazarlas, porque en ese momento forman parte de la realidad de nuestro familiar. Es recomendable que nos mostremos tranquilos y que le transmitamos que entendemos la enfermedad y sus síntomas; y conviene hablar de lo que sucede con franqueza”.
Por otro lado, en palabras de Azuabarrena, es imprescindible marcar claramente unos límites dentro del ámbito familiar, puesto que contribuyen a alcanzar una convivencia normalizada. “En un principio, la persona con enfermedad mental puede rechazar esas normas, pero cuando comprueba que le sirven para integrarse en la sociedad y mejorar sus relaciones personales, las acepta”.
En los casos en los que surgen ideas de suicidio es necesario también transmitir tranquilidad y comprensión al familiar, así como solicitar ayuda profesional.
La experta aconsejo, además, tener cuidado con la sobreprotección de la persona con enfermedad mental, pues esa actitud refuerza la dependencia mutua. En opinión de Azuabarrena, es importante favorecer que estas personas vayan asumiendo, poco a poco, mayores cuotas de autonomía, para que puedan elegir y retomar su proyecto vital.
Imprescindible creer en la recuperación
Nekane Azuabarrena habló también de su experiencia como responsable de un centro de rehabilitación psicosocial. “Con el tiempo, muchas personas consiguen aceptar plenamente su enfermedad y aprenden a convivir con ella”, como demuestra el caso de una mujer que acude a dicho centro donostiarra, quien reconoce que ahora es “dueña” de su enfemerdad y que sabe cómo controlarla cuando reaparecen los síntomas. “La enfermedad es una parte de mi vida, pero no lo es todo”, afirmaba esta mujer en un texto que leyó Azuabarrena.
“Es imprescindible creer en ellos, pensar que van a mejorar y transmitirles esa confianza”, subrayó Azuabarrena. “La recuperación es posible, pueden retomar de nuevo su vida, como podemos comprobar los profesionales en numerosos casos. Pueden llegar a llevar una vida normalizada y, para ello, debemos infundirles confianza”. |