Redacción. Barcelona
El vocal de la sección de Psiquiatría infantil de la Asociación Española de Pediatría (AEP), Josep Cornellá, ha avisado de que se está produciendo un aumento de falsos diagnósticos de autismo en niños adoptados, por lo que ha pedido "prudencia" a los profesionales sanitarios a la hora de diagnosticar a un joven procedente de otro país.
Josep Cornellá.
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Y es que, a pesar de que estas personas puedan presentar síntomas característicos de la enfermedad como, por ejemplo, falta de comunicación y escasa interacción social, se deben, en muchas ocasiones, a la escasa vinculación que han tenido durante sus dos primeros años de vida y que hace que se conviertan en personas más reservadas.
"Se está dando un falso diagnóstico de autismo en niños adoptados, especialmente procedentes de otros países. Son personas que han pasado maltratos graves, importantes, tienen una vinculación afectiva totalmente desorganizada y hay que ser muy cauto en estos casos para poder hablar de esta enfermedad", ha comentado Cornellá a Europa Press, quien ha informado de que este problema se está produciendo también en otros países como Francia.
Por ello, y con motivo de la celebración del Día Internacional de Concienciación del Autismo, el experto ha destacado la necesidad de que los profesionales sanitarios sepan entender "mejor" las situaciones de inclusión afectiva defectuosa, que se dan "muchísimo" en estos niños, de los casos de autismo.
En este sentido, Cornellá ha recordado que a partir de los 2 años es cuando mejor se suelen diagnosticar los casos de autismo. Ahora bien, ha proseguido, desde los 8 meses los padres pueden conocer si su hijo padece esta enfermedad si no les mira o si, al año, no dice adiós con la mano, no imita, no señala objetos e, incluso, ignora a sus padres. Es, en ese momento, cuando es recomendable acudir a un médico para que lo diagnostique.
Dicho esto, el experto ha informado de que el mejor tratamiento que existe para disminuir los síntomas del autismo y mejorar, así, la integración del paciente en la sociedad es la psicoeducación aunque, según ha asegurado, es una enfermedad que "no tiene cura".
"Se puede intentar que el niño con autismo pueda mejorar las funciones que tiene más dañadas pero no se cura, como se puede curar una neumonía. Es un trastorno del neurodesarrollo y dependiendo del grado de afectación que tenga podrá mejorar más o menos las áreas dañadas, pero no curarlas", ha zanjado. |