Redacción. Madrid
Científicos del St. Jude Children Research Hospital de Estados Unidos, centro especializado en enfermedades infantiles graves, han identificado por vez primera el mecanismo genético y cerebral que predispone a personas con esquizofrenia a escuchar “voces” irreales. La falta de un gen y el exceso de los niveles de una proteína en el tálamo auditivo favorecería estas alucinaciones, señalan. El estudio ha ayudado a comprender cómo funcionan los antipsicóticos que acallan estas voces, propias de la esquizofrenia.
Stanislav Zakharenko, autor del estudio.
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Los investigadores vincularon este problema más específicamente a la delación de un gen. La delación es una mutación genética que consiste en la pérdida de uno o más nucleótidos de la secuencia del ADN.
La mutación relacionada conduciría en concreto a cambios en la química del cerebro que reducirían el flujo de información en estructuras cerebrales implicadas en el procesamiento de la información auditiva.
Esta es la primera vez que un circuito específico del cerebro es relacionado con alucinaciones auditivas, delirios y otros síntomas psicóticos típicos de la esquizofrenia, según publica la web del St. Jude Children Research Hospital.
La esquizofrenia es una enfermedad crónica, que se calcula afecta a alrededor del 1 por ciento de la población mundial. Estas personas se enfrentan con diversos problemas en el pensamiento, el aprendizaje y la memoria.
El circuito interrumpido identificado en el estudio resuelve además el misterio de cómo los fármacos antipsicóticos actuales alivian las alucinaciones auditivas de la esquizofrenia, y ofrece un nuevo enfoque a los esfuerzos por desarrollar medicamentos que aquieten las "voces", pero causando menos efectos secundarios.
Un gen vinculado al aprendizaje y al tálamo auditivo
El trabajo se realizó en un modelo de ratón del trastorno humano genético del síndrome de deleción 22q1. En este síndrome, un pequeño trozo del cromosoma 22 no se encuentra en el brazo largo del cromosoma 22, en un lugar que se llama q11.
Alrededor del 30 por ciento de los individuos con este síndrome de deleción desarrollan esquizofrenia, por lo que es uno de los mayores factores de riesgo para este trastorno.
Trabajos anteriores del equipo del Hospital St. Jude habían vinculado uno de los genes del cromosoma 22 perdidos como consecuencia de este síndrome, el DGCR8, a cambios cerebrales en ratones que afectaban a una estructura cerebral clave para el aprendizaje y la memoria.
Los investigadores han encontrado ahora, además, evidencias de que la pérdida de este gen se da en pacientes con esquizofrenia y conlleva cambios que afectan a una estructura cerebral concreta: el tálamo auditivo.
La reducción de una proteína acalla las voces
Trabajando en ratones con y sin el síndrome de deleción 22q11, los investigadores mostraron que la fuerza del impulso nervioso de las neuronas del tálamo auditivo se redujo en ratones con la deleción del gen DGCR8, en comparación con ratones normales.
Los investigadores mostraron asimismo en ratones que la delación de este gen propiciaba la elevación de los niveles de una proteína llamada "receptor de dopamina D2"(DRD2) en el tálamo auditivo, lo que afectaba al normal funcionamiento de esta estructura.
Análisis de tejidos del tálamo auditivo de 26 individuos con y sin esquizofrenia, revelaron que los niveles de esta proteína eran también mayores en pacientes con esquizofrenia, unos resultados consistentes con los anteriores.
¿Por qué funcionan los antipsicóticos?
Este último hallazgo revela por qué los fármacos antipsicóticos han funcionado durante décadas, a pesar de que no se sabía bien cómo. Estos fármacos se unen a la proteína DRD2, y así silencian las "voces" irreales que escuchan los esquizofrénicos.
Los investigadores consiguieron demostrar este punto en exámenes de laboratorio de neuronas procedentes de diferentes regiones del cerebro de ratones con delación y normales, a las que se añadieron los fármacos antipsicóticos haloperidol y clozapina. Así, los impulsos nerviosos de las neuronas del tálamo auditivo de los ratones se vieron reforzados.
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