Hiedra García Sampedro. Madrid
David McDaid y su equipo están analizando la financiación de los servicios de salud mental y el impacto socio-económico de los trastornos psiquiátricos. En una entrevista concedida a esta publicación, el coordinador de la 'Mental Health Economics European Network', explica la necesidad de establecer planes de prevención y atención temprana para reducir la cifra de los gastos en salud mental, que en Europa ascienden a 800 billones de euros, según datos de 2010.
David McDaid ha participado en el II Foro Internacional de Nuevos Abordajes en el Tratamiento de la Esquizofrenia.
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¿En qué está trabajando la Red Europea de Economía de la Salud Mental y quiénes la conforman?
Los miembros de la red están inmersos en diferentes actividades, pero uno de los proyectos más importantes que estamos completando se denomina ‘Refinement’, financiado por la Comisión Europea. Se está investigando cómo se financian los servicios de salud mental de nueve países Europeos. Es la primera descripción comparativa y global del vínculo entre los sistemas de financiación de salud mental en Europa y los resultados en los servicios.
En esta red hay economistas de salud y profesionales de la salud mental con un interés en el sector de la economía sanitaria en Europa. Tenemos miembros de casi todos los países de la Unión Europea, incluyendo a Luis-Salvador Carulla, de España (aunque ahora está en Australia). Nuestra mayor inspiración es Martin Knapp de La Escuela de Economía de Londres (London School of Economics). Martin es pionero en investigación de los aspectos económicos en salud mental, y ha ayudado a dar a conocer los problemas que surgen en la atención a los encargados de hacer las políticas y los planificadores de sistemas de salud.
¿Cuál es la carga de las enfermedades mentales en Europa?
No puedo dar una respuesta breve. Un estudio reciente estimó que los costes económicos eran más de 800 billones de euros en 2010; muchos de estos costes se salen del sistema de atención sanitaria. La precaria salud mental tiene mayores consecuencias para la sociedad en su conjunto. Actualmente, es la causa principal de las largas ausencias por enfermedad y de jubilación anticipada por mala salud.
¿Conocen los gobiernos estos problemas?
Sí, son conscientes; los problemas económicos, las repercusiones en la salud y en el ámbito personal están bien documentados; pero a veces a la salud mental se le da menos importancia que a los problemas de salud físicos. De hecho las personas que viven con problemas de salud mental crónicos tienen una esperanza de vida mucho más corta que la población en general. Podemos estar hablando de 10 años de diferencia y a veces de más de 20 años para los problemas más graves de salud mental. Esto se debe a un mayor riesgo de que empeore la salud física.
¿Son suficientes las políticas de salud mental actuales?
Es difícil generalizar, pero muchos países podrían hacer más, no solo desarrollando políticas de salud mental, sino realmente implementándolas.
¿Qué deberían hacer entonces los gobiernos?
Yo invertiría más en prevención y promoción para intentar reducir algunos problemas de salud mental inevitables, también intervenir antes, por ejemplo ofreciendo apoyo rápido a jóvenes con psicosis. Es también crucial mejorar los servicios dedicados a la salud física de las personas con problemas de salud mental; la diferencia en la esperanza de vida no debería ser tolerada. Además, existe una fuerte justificación económica para emprender acciones al respecto.
¿De qué manera están afectando las políticas de austeridad a la salud europea?
Han afectado de forma diferente en toda Europa. Algunos países han protegido sus presupuestos de salud y bienestar, lo cual es muy importante, pero en otros se han producido mayores recortes -incluyendo aquellos donde la Troika ha estado operando. Por ejemplo, el presupuesto para salud mental en Irlanda fue recortado en más de un tercio después de la crisis económica y ahora está empezando a recuperarse.
¿Cuál está siendo el impacto de la crisis económica en salud mental de las personas?
Sabemos que la crisis económica afecta más rápido a la salud psicológica, pero observar el impacto es difícil. Depende de muchos factores, pero está claro que los individuos que pierden su trabajo y su estatus social, y particularmente aquellos que se convierten en desempleados de larga duración corren un mayor riesgo de padecer una mala salud mental e incluso suicidarse. Pero depende de muchos factores, por ejemplo en España algunos investigadores piensan que la fuerza de la familia es la razón por la que las tasas de suicidio no han aumentado; sabemos que el mal acceso a los beneficios del bienestar social puede incrementar a largo plazo los riesgos de depresión severa y comportamientos suicidas.
¿Están sufriendo los programas de investigación por el impacto de la crisis?
De nuevo es difícil generalizar, pero en realidad recortar los servicios de salud mental es una estrategia muy torpe en un periodo donde el riesgo de empeoramiento de la salud mental está aumentando en muchos países de Europa. Es importante mantener una cartera de servicios equilibrada que pueda promover una mejor salud mental, prevenir los problemas, tratar trastornos cuando ocurran y ayudar a las personas a una buena recuperación.. Esto tiene sentido, no solo desde una perspectiva de salud y social pero también desde una perspectiva económica.
Sobre el foro que tuvo lugar en Madrid... ¿Son las unidades específicas la clave para un sistema de salud mental más eficiente? ¿Es esto muy caro?
Los equipos multidisciplinares de profesionales de salud mental pueden ser una buena inversión para la el sistema de salud. Conocemos buenos argumentos económicos para invertir en servicios de intervención temprana para personas con psicosis y de la importancia de equipos especialistas para ayudar a personas cuando tengan una crisis.
Estos servicios pueden costar más dinero al sistema de atención sanitaria, pero pueden llevar a mejores resultados. Invertir en servicios que gestionen mejor la salud física podría también reducir el riesgo de costosos problemas de salud física. Los servicios de salud mental pueden ahorrar dinero a menudo si se tiene en cuenta por ejemplo el impacto en el empleo.
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