Redacción. Vitoria
“Cuando hablamos de patología refractaria en los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), nos referimos a aquellos trastornos resistentes al tratamiento, ya sea farmacológico o psicológico, que no responden a éste y que por tanto no logran una recuperación o mejoría sintomática. Además, los TCA refractarios se acompañan de recaídas y re-hospitalizaciones, y en muchos casos se convierten en trastornos crónicos de muchos años de evolución”. Ésta es la situación que ha presentado Itziar Güemes, investigadora del Instituto de Investigaciones Sanitarias San Carlos (Idissc) de Madrid, con motivo de su conferencia ‘Tratamiento en el trastorno de la conducta de la alimentación resistente al tratamiento’.
Marina Diaz-Marsá dirige la unidad específica para el abordaje de los TCA graves y refractarios al tratamiento ordinario en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
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La experta ha explicado que el tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria “es complejo, y se puede desarrollar en distintos niveles asistenciales”. Tal y como ha manifestado, “cuando en un caso de TCA identificamos criterios de cronicidad o de patología refractaria (es decir, que los tratamientos no consiguen revertir la patología del paciente), se deben contemplar planes de tratamiento específicos para estos pacientes”.
Entre los criterios que señalan la cronicidad, la investigadora ha citado, respecto a la anorexia nerviosa, “la ausencia de variaciones en el patrón alimentario; la falta de motivación para cambiar conductas; los escasos momentos de ingesta saludable; el pensamiento rígido sobre el peso, la silueta y la comida; un índice de masa corporal por debajo de 17,5; y la anorexia como único valor en la propia identidad personal”.
En cuanto a los criterios de cronicidad en la bulimia nerviosa, Itziar Güemes ha citado “la presencia de sintomatología grave; la alta frecuencia de vómitos al inicio del trastorno; las fluctuaciones de peso muy marcadas; la impulsividad; la baja autoestima; la conducta suicida y la presencia de trastornos comórbidos”.
Comorbilidad de los TCA
Itziar Güemes ha advertido de la “enorme complejidad” de los TCA. “En la mayoría de las ocasiones se acompañan de complicaciones médicas graves asociadas con la desnutrición (amenorrea, osteopenia, insuficiencia renal, o lanugo –bello corporal fino- entre otros) y con la presencia de atracones y vómitos (pancreatitis, prolapso del ano, o caries y erosión del esmalte dental entre otros). Por otra parte existe un alto grado de comorbilidad psiquiátrica asociada a estos trastornos, como son los trastornos de la personalidad (como el trastorno obsesivo-compulsivo y el trastorno límite de personalidad), o como son los trastornos de ansiedad y depresión o el abuso de sustancias”.
Actuación ante los TCA resistentes al tratamiento
Los trastornos de la conducta alimentaria, además de ser patologías complejas, “en ocasiones son refractarias al tratamiento o incluso crónicas. En estos casos más graves debemos pensar en opciones de tratamiento alternativas”.
En este sentido, la investigadora ha explicado el funcionamiento, en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, de una unidad específica para el abordaje de los TCA graves y refractarios al tratamiento ordinario, que cuenta con un equipo multidisciplinar, opciones novedosas de abordaje psicoterapéutico, y un comedor enfocado a la rehabilitación de la ingesta en estos pacientes.
“La unidad está compuesta por un equipo interdisciplinar que dirige la psiquiatra Marina Díaz-Marsá. Hay además una psicóloga clínica y personal de enfermería. Por otro lado existe una estrecha coordinación con los servicios de endocrinología y medicina interna, lo que permite un trabajo interdisciplinar”. En esta unidad de TCA se desarrollan distintos tipos de trabajos psicoterapéuticos: “un grupo de apoyo y psicoeducación; un grupo de orientación dialéctico conductual; psicoterapia individual semanal de orientación cognitivo conductual y un grupo de psicoeducación para padres y madres”. Además la investigadora ha destacado la existencia de un comedor terapéutico, “cuyo principal objetivo es acompañar a las pacientes en la rehabilitación de la ingesta”.
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