Redacción. Barcelona
El trastorno bipolar es una patología psiquiátrica grave muy frecuente, que afecta aproximadamente a un 2 o 3 por ciento de la población general. La enfermedad también implica bajas laborales, hospitalizaciones y problemática social. Muchos pacientes, como complicación más grave, presentan conductas suicidas.
Antoni Benabarre y Esther Jiménez.
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Los pacientes que no toman tratamientos farmacológicos tienen un especial riesgo autolítico. Se estima que el riesgo de muerte por suicidio, sobre todo en los no medicados, llega a un 15 por ciento. El suicidio es una conducta muy compleja y se cree que, igual que otras enfermedades psiquiátricas, hay multitud de genes de pequeño efecto que interactúan entre ellos y a la vez interactúan con otros factores de tipo ambiental, psicológico o psicosocial.
Los investigadores del Programa de Trastorno Bipolar del Idibaps – Hospital Clínic, dirigidos por Eduard Vieta, han publicado un estudio en la revista 'European Neuropsychopharmacology', que demuestra que existen aspectos genéticos que determinan las tendencias suicidas de los pacientes bipolares. Los resultados aproximan el concepto de suicidio a una base biológica, acercándolo más a la enfermedad. Antoni Benabarre es el investigador principal y la becaria predoctoral del Idibaps, Esther Jiménez, la primera firmante.
En el estudio se ha demostrado que la presencia de determinados alelos o genotipos de riesgo en algunos de los polimorfismos de los genes IMPA2, INPP1 y GSK3β se asocian con un mayor riesgo de conducta suicida en este grupo de pacientes. Los genes implicados están vinculados a vías de señalización relacionadas con el mecanismo de acción del carbonato de litio. Este fármaco, que deviene uno de los “pilares” del tratamiento farmacológico del trastorno bipolar, ha demostrado presentar propiedades antisuicidas, a pesar de que aun no se ha descrito exactamente porque vía o mecanismo.
Se trata de un estudio de investigación básica pero que tiene una aplicabilidad clínica, dado que podría aportar información sobre riesgo de muerte por suicidio en subgrupos de pacientes diagnosticados de trastorno bipolar. Según Benabarre: “estos resultados podrían permitir que nos centrásemos en un grupo de pacientes de mayor riesgo y que puedan ser atendidos de forma especial, con el objetivo principal de prevenir la conducta suicida. En la línea del último firmante, Esther Jiménez afirma que las conclusiones podrían “ayudar a establecer un marcador biológico que permita tener más pistas sobre qué personas pueden desarrollar tendencias suicidas”. La primera firmante habla además de futuros trabajos en los que “se podría hacer un inciso en el estudio de otras poblaciones, como por ejemplo en los depresivos unipolares, que también presentan tasas muy elevadas de conducta suicida”. |