Redacción. Madrid
Para los especialistas es fundamental asegurar que el paciente consiga la mejoría de su funcionamiento psicosocial, autonomía e integración social. Estos logros solo serán posibles con una adherencia adecuada a los fármacos antipsicóticos que son más efectivos en las fases tempranas de la esquizofrenia. En este punto, es necesario actualizar las guías clínicas en el uso de los antipsicóticos inyectables de larga duración.
El tratamiento con estos fármacos, "necesariamente, se debe acompañar de intervenciones psicoterapéuticas que permitan conocer el contexto personal y familiar del paciente", ha afirmado el psiquiatra del Hospital Universitari Vall D'Hebron y responsable de la Unidad de Psiquiatría Transcultural, Francisco Collazos.
Francisco Collazos.
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"Más que de pacientes estables, que en realidad serían aquellos que no varían su estado basal, deberíamos hablar de pacientes recuperados o normalizados para referirnos a los que logran alcanzar un nivel de funcionalidad similar al premórbido", ha afirmado Collazos, que ha recordado que el objetivo es conseguir que, en lo posible, los síntomas propios de la psicosis no limiten al paciente de manera significativa en ninguna de las áreas fundamentales de la persona.
En este sentido, muchos pacientes considerados como estabilizados se pueden beneficiar de un cambio de tratamiento a palmitato de paliperidona. En estos pacientes, palmitato de paliperidona, permite altas tasas de continuidad, reduce el número de ingresos al año, los días de estancia media al año y las visitas a urgencias al año. Además, favorece el uso de monoterapia antipsicótica y reduce la politerapia de otros fármacos.
Además, la necesidad de promover iniciativas encaminadas a favorecer la integración laboral de las personas con esquizofrenia se ha hecho evidente al constatar que apenas un 14 por ciento de los pacientes consigue integrarse en el mundo laboral, lo que indica que un gran porcentaje está abocado a una dependencia que dificulta la integración social de forma autónoma.
Sin embargo, a pesar de que son muchos los estudios que respaldan la elección de los antipsicóticos de larga duración como opción que mejora la adherencia al tratamiento del paciente con esquizofrenia, todavía hay importantes resistencias a emplearlos en las fases iniciales de la enfermedad, "aquéllas en las que es mayor el margen de mejoría y poder así evitar el deterioro que, con frecuencia, acompaña a la evolución de estos trastornos", ha señalado Collazos.
Retos de futuro
El empoderamiento del paciente y que este sea partícipe y proactivo en la toma de decisiones es uno de los retos de futuro de la especialidad. En este sentido, Collazos ha destacado la importancia de trabajar con el paciente, conocer sus capacidades, invitándole a implicarse en un proceso en el que el tratamiento farmacológico es el pilar fundamental sobre el que iremos construyendo conjuntamente un plan terapéutico integral.
Por ello, los especialistas insisten en que hay que seguir trabajando para reducir el estigma social y laboral al que se enfrentan los pacientes que padecen esquizofrenia. "El compromiso y el trabajo conjunto de psiquiatras, asociaciones de familiares, industria farmacéutica, servicios sociales y medios de comunicación es necesario para seguir avanzando hacia el objetivo de lograr la deseada integración social de estas personas", ha afirmado el especialista.
En relación a los retos de futuro, el consultor senior y responsable de Hospitalización de la Unidad de Esquizofrenia del Hospital Clínic de Barcelona y coordinador del simposio, Eduard Parellada, ha destacado la necesidad de actualizar las guías clínicas en lo que respecta al uso de los antipsicóticos inyectables de larga duración (ILD), especialmente en fases tempranas de la esquizofrenia y reconocer y superar las barreras a la utilización de los ILD en pacientes con esquizofrenia y, especialmente, en fases iniciales de la enfermedad.
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