Redacción. Madrid
Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de California en San Diego, en Estados Unidos, han descubierto que las personas que viven con depresión, ansiedad u otros problemas de salud mental son dos veces más propensas a probar cigarrillos electrónicos y tienen tres veces más probabilidades de ser consumidores habituales de estos dispositivos de administración de nicotina que funcionan con pilas que las personas sin trastornos de salud mental.
También son más susceptibles a probar los cigarrillos electrónicos en el futuro con la convicción de que al hacerlo les ayudará a dejar de fumar, según detallan los científicos de este trabajo, que se publica en la edición digital de 'Tobacco Control'. La agencia norteamericana del medicamento (FDA, por sus siglas en inglés) no ha aprobado los cigarrillos electrónicos como forma de ayuda para dejar el hábito tabáquico.
"Los rostros de los fumadores en Estados Unidos en la década de 1960 eran los de hombres con trajes de negocios. Estaban de moda y disponían de ingresos -recuerda la autora Sharon Cummins, profesora asistente en el Departamento de Familia y Medicina Preventiva-. Los que tienen el hábito de fumar hoy son más pobres, tienen menos educación y, como muestra este estudio, mayores tasas de problemas de salud mental".
Según algunas estimaciones, las personas con trastornos psiquiátricos consumen aproximadamente entre el 30 y el 50 por ciento de todos los cigarrillos que se venden anualmente en Estados Unidos. "Como todavía se desconoce la seguridad de los cigarrillos electrónicos, su uso por los no fumadores podría ponerlos en riesgo", afirma Cummins.
Otra preocupación es que el uso generalizado de los e-cigarrillos podría revertir las normas sociales que han hecho que fumar sea, en gran medida, socialmente inaceptable. El estudio muestra que los fumadores, sin importar su condición de salud mental, son los principales consumidores de esta tecnología de entrega de nicotina y que aquellos con trastornos de salud mental parecen consumir los cigarrillos electrónicos por las mismas causas que los demás fumadores: reducir el daño a su salud y ayudar a dejar el hábito.
El estudio se basa en una encuesta sobre la historia del hábito de fumar, los esfuerzos para dejar el tabaco y el uso y la percepción de los cigarrillos electrónicos, además de preguntar a los participantes si alguna vez habían sido diagnosticados con trastorno de ansiedad, depresión u otros problemas de salud mental.
Entre las 10.041 personas que respondieron a las preguntas, el 27,8 por ciento de los fumadores actuales tenía problemas de salud mental en comparación con el 13,4 por ciento de los no fumadores; el 14,8 por ciento de las personas con condiciones de salud mental había probado los cigarrillos electrónicos y un 3,1 por ciento estaba usándolos en la actualidad, en comparación con el 6,6 por ciento y 1,1 por ciento de los que carecían de condiciones de salud mental, respectivamente.
Además, el 60,5 por ciento de los fumadores con problemas de salud mental indicaron que era algo probable o muy probable que consumieran los cigarrillos electrónicos en el futuro, en comparación con el 45,3 por ciento de los fumadores y personas sin trastornos de salud mental.
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