Redacción. Madrid
La arquitectura del cerebro autista está salpicada con manchas de neuronas anormales, según un estudio financiado en parte por el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH, por sus silgas en inglés), que forma parte de los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses. Publicado en 'New England Journal of Medicine', este estudio sugiere que las irregularidades cerebrales en los niños con autismo se remontan al desarrollo prenatal.
Eric Courchesne y Rich Stoner.
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"Mientras que el autismo es generalmente considerado un trastorno del desarrollo cerebral, la investigación no ha identificado una lesión consistente o causal", afirma el director del NIMH, Thomas R. Insel. "Si este nuevo informe de la arquitectura desorganizada en los cerebros de algunos niños con autismo se replica, se puede presumir que esto refleja un proceso que ocurre mucho antes del nacimiento. Esto refuerza la importancia de la identificación temprana y la intervención", añade.
Los científicos Eric Courchesne y Rich Stoner, del Centro de Excelencia en el Autismo de la Universidad de California, San Diego, en Estados Unidos, se unieron a sus colegas del Instituto Allen para la Ciencia del Cerebro, en Seattle, Estados Unidos, para investigar la arquitectura celular de la estructura más externa del cerebro, la corteza, en los niños con autismo.
Courchesne informó recientemente de una sobreabundancia de neuronas en la corteza prefrontal de estos menores. Para el estudio actual, los investigadores analizaron la expresión génica en el tejido cerebral postmortem de niños con y sin autismo, todos entre 2 y 15 años de edad.
A medida que se desarrolla el cerebro prenatal, las neuronas de la corteza se diferencian en seis capas, cada una de ellas compuesta de tipos particulares de células cerebrales con patrones específicos de conexiones. El equipo de investigación se centró en los genes que sirven como marcadores celulares para cada una de las capas corticales, así como genes que están asociados con el autismo.
El estudio encontró que en el 91 por ciento de las muestras de casos autistas los marcadores de varias capas de la corteza estaban ausentes, en comparación con el 9 por ciento de las muestras de control. Además, estos síntomas de desorganización no se encuentran en toda la superficie del cerebro, sino que se localizaron en manchas de 5 a 7 milímetros de largo y abarcaban múltiples capas corticales.
Estos parches se encuentran en los lóbulos frontales y temporales de la corteza, regiones que median en las funciones sociales, emocionales y de comunicación y el lenguaje. Teniendo en cuenta que las alteraciones en este tipo de comportamientos son el sello distintivo del autismo, los expertos concluyen que los lugares específicos de las manchas pueden ser la base de la expresión y la gravedad de varios síntomas en un niño con el trastorno.
El carácter desigual de los defectos puede explicar por qué los tratamientos tempranos pueden ayudar a los bebés y niños pequeños con autismo a mejorar. Según los investigadores, como los parches de células defectuosas no se producen en toda la corteza, el cerebro en desarrollo puede tener la oportunidad de recolocar sus conexiones esquivando esos parches patológicos y reclutando células de regiones del cerebro vecinas para asumir un papel crítico en las funciones sociales y de comunicación.
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