Hiedra García Sampedro / Imagen: Pablo Eguizábal. Madrid
La Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) organiza durante los días 26 y 27 de marzo en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid sus VIII Jornadas de Género, que en esta edición estarán dedicadas al análisis de las adicciones comportamentales que afectan a la mujer. Esta publicación ha hablado sobre estas jornadas con sus coordinadores, Francisco Ferre e Ignacio Basurte, y con el presidente de la SEPD, Néstor Szerman.
Ignacio Basurte, Francisco Ferre y Néstor Szerman.
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¿Qué papel tiene la SEPD en estas jornadas?
Néstor Szerman: En patología dual no hay docencia académica reglada, por lo que la sociedad científica está asumiendo el desarrollo de la formación. Hay que recordar que atendemos a pacientes con una conducta adictiva y otro trastorno mental, es un único enfermo para cuya atención existen dos redes, una red de salud mental normativizada en el Sistema Nacional de Salud y otra marginada. Esta situación ha creado ‘el síndrome de la puerta equivocada’, el paciente no encuentra la puerta correcta donde ser tratado de su enfermedad.
¿Por qué una jornada específica sobre la mujer?
Néstor Szerman: Sabemos que el cerebro de la mujer se ha conformado con características diferentes al del varón desde el punto de vista neurobiológico, psicológico, cultural y social. Por tanto, las enfermedades mentales se manifiestan de forma plásticamente distinta, con distinta incidencia y prevalencia.
¿Por qué las jornadas se centran en las adicciones comportamentales?
Néstor Szerman: En el DSM-5 se han incluido por primera vez las adicciones comportamentales dentro del capítulo de las adicciones. Es un hecho novedoso y está apoyado por los descubrimientos en la neurociencia. Ya no valoramos las adicciones comportamentales como un problema de control de impulsos, sino como una conducta adictiva más. Creemos que era una excelente oportunidad para tratar este tema.
Francisco Ferre: Es importante que la SEPD haya elegido este año centrar las Jornadas de Género en las adicciones comportamentales. No hay otra forma de entender lo que le pasa a estas personas si no es desde un modelo de patología dual, aunque estas adicciones todavía no están reconocidas científicamente del todo. Estamos hablando de unas conductas adictivas emergentes, que no tienen suficientes estudios científicos para ser avaladas con contundencia, por ejemplo la adicción al móvil, a internet o a las compras. Sí es verdad que son patologías que habitualmente acompañan a otro trastorno mental, fundamentalmente depresión, ansiedad y trastornos de personalidad.
Ignacio Basurte: Estas jornadas han tenido un gran éxito en cuanto al número de solicitudes, hemos recibido más de 900, pero por cuestiones de aforo solamente hemos podido conceder 400.
¿Qué destacarían del programa de estas jornadas?
Francisco Ferre: Va a tocar aspectos muy diversos. Se tratarán las adicciones comportamentales clásicas como es el juego patológico desde la perspectiva de la vulnerabilidad de la mujer porque hay modalidades de juego como el bingo donde hay más prevalencia en mujeres.
Por otro lado, existen patologías incluidas en los trastornos de conducta alimentaria que para muchos autores se consideran adictivas. La más conocida es quizás la bulimia, pero también se ha hablado de la obesidad como una adicción a la comida, o incluso hay autores que van a defender en las jornadas que la anorexia es una adicción negativa, en la que de forma compulsiva se intenta no consumir. Son patologías que se dan con una gran prevalencia en mujeres.
Por supuesto, abordaremos la temática de las nuevas tecnologías en los jóvenes y recordaremos la influencia que puede tener el trastorno por déficit de atención con hiperactividad en estas adicciones. Hemos querido dedicar una parte del programa a las consecuencias más negativas del uso de las nuevas tecnologías, especialmente en mujeres; por desgracia, las personas que desarrollan una conducta repetitiva y reiterada con los móviles o con internet pueden verse envueltas en problemas de acoso o de tipo legal.
Finalmente, vamos a abordar también un tema muy novedoso, probablemente con más impacto social que científico y que tiene unas consecuencias nefastas, hablo de la psiconáutica. Los psiconautas son aquellas personas que navegan por internet de una forma intensiva y reiterada y que consiguen sustancias adictivas a través de la red.
Ignacio Basurte: Como apuntaba el doctor Ferre, los trastornos de conducta alimentaria (TCA) se dan con mayor prevalencia en mujeres, en una proporción de 10 a 1. Hay tres sustancias fundamentales que siempre hay que tener en cuenta en las adicciones relacionadas con los TCA, la cafeína, la nicotina y el alcohol, y que muchas veces son infradiagnosticadas porque la mujer suele consultar menos en los dispositivos asistenciales. O por lo menos, al tener menos consecuencias sociales o laborales, pasan desapercibidos.
La elevada comorbilidad que presentan las pacientes con TCA, que además suelen padecer otras patologías como ansiedad o trastornos por síntomas afectivos o de personalidad, es un factor de riesgo importante para el consumo de sustancias.
Una de las líneas de investigación fundamentales del Gregorio Marañón se centra en que hay una base común entre los problemas con la alimentación y otros trastornos como el de déficit de atención e hiperactividad que puede manifestarse también en la vida adulta. Esta comorbilidad va a mermar la calidad de vida de los pacientes porque los síntomas son de mayor gravedad y tienen una peor evolución.
¿Las adicciones con y sin sustancia comparten mecanismos cerebrales? ¿Se está utilizando un tratamiento similar en su abordaje?
Néstor Szerman: Hay mecanismos evolutivos que son comunes a muchos comportamientos adictivos. Por ejemplo, el hecho de perseguir la comida, es un comportamiento fundamental para nuestra supervivencia, pero cuando se altera las personas se involucran en conductas disfuncionales. Sabemos hoy en día que el sistema opioide endógeno del cerebro está involucrado en muchas de las conductas alimentarias disfuncionales y también en la adicción al alcohol o a los opiáceos. Estamos viviendo un momento fascinante en Psiquiatría, ya que los conocimientos de las neurociencias nos permiten entender comportamientos humanos. Lamentablemente, todavía esto no ha llegado a la clínica.
Francisco Ferre: Entendemos gran parte de estas patologías desde el punto de vista de una alteración del control de los impulsos. Un paciente que consume cocaína de forma compulsiva, sabe que no debe hacerlo, pero no puede evitar el deseo; una persona con bulimia pasa el mismo proceso. Probablemente, la mayor parte de los mecanismos implicados en las patologías que trataremos en las jornadas se producen en la corteza orbitofrontal.
Para el tratamiento de estas enfermedades se utiliza el abordaje biopsicosocial. Desde el punto de vista biológico, es cierto que no tenemos fármacos absolutamente específicos. En cuanto a las terapias cognitivo-conductuales, son muy parecidas, por ejemplo, utilizamos la terapia grupal en la unidad de TCA, y hay un grupo que es para multi-impulsivas.
Ignacio Basurte: El abordaje debe ser multidisciplinar en las adicciones con y sin sustancia. En la situación de consumo de sustancias, muchas veces se utilizan fármacos. En las propias jornadas se hablará del uso de medicamentos fuera de indicación. La SEPD tiene claro que es necesario establecer unas normas para el uso de determinados fármacos porque ayudan mucho en el control de los síntomas y a la buena integración de todas las terapias, pero si realizamos tratamientos fuera de indicación podemos tener consecuencias legales severas.
Desde el punto de vista de los TCA, el único fármaco que está aprobado es fluoxetina, pero se queda corto. Ayuda a los pacientes a controlar determinadas conductas, pero el espectro de la impulsividad no queda bien cubierto solamente con eso.
Se va a tratar en las jornadas el tema de la violencia de género…
Francisco Ferre: La filosofía de la SEPD es enriquecer las jornadas con temas relacionados pero no directamente vinculados, es el caso de la violencia de género. En nuestro hospital en Psiquiatría tenemos la única unidad que atiende la salud mental de estas víctimas desde 2005. Los datos que tenemos acerca de su psicopatología es que presentan trastornos adaptativos y, en un porcentaje importante pero no mayoritario, trastornos por estrés postraumático. En cuanto a las adicciones a sustancias, el alcohol está en primer lugar.
¿Cuál es la evidencia de la adicción a las nuevas tecnologías?
Francisco Ferre: Hay muchos autores que critican el que llamemos adicción comportamental al uso excesivo del móvil. Hay un punto en el que la persona, en este caso la mujer, siente la necesidad de ir a buscar su móvil u ordenador y tiene ansiedad si no puede acceder a esa tecnología, e incluso se irrita cuando las cosas se complican técnica o materialmente porque no lo puede tener. El uso excesivo de las tecnologías puede suponer un problema en estas personas, pero en la mayoría no.
Una serie de personas son vulnerables a este tipo de conducta adictiva o reiterada, especialmente a las redes sociales pero también a juegos on-line, que llegan a desplazar mucho tiempo de trabajo y de estudio a los jóvenes, a retrasar la hora de sueño y acaban teniendo consecuencias en la vida. Aunque aún está por definir, parece que las mujeres tienen una conducta mucho más intensa en las redes sociales.
¿Cómo se puede prevenir el uso excesivo y problemático de la tecnología?
Francisco Ferre: Por sencillas que parezcan, exigen tiempo y es lo que menos tiene la sociedad actual. Se recomienda estar con los hijos adolescentes en la misma habitación donde están viendo internet, o quitarles el móvil durante las primeras horas del día y evitar que estén conectados por la noche. Hay muchos adolescentes y jóvenes que se acuestan con el móvil encendido porque el número de ‘whatsapp’ que les llegan les convierte en personas más o menos populares dentro de su entorno. Se vincula a la autoestima.
Néstor Szerman: No se ha reconocido en el DSM-5 el trastorno por adicción a internet sino que ha pasado a la sección trasera del manual porque hace falta más investigación. Se dice como curiosidad que esta posible patología preocupa mucho en Corea del Sur. Quizás hay sociedades que tienen un comportamiento mucho más tecnológico y por lo tanto, mayor disponibilidad. Hay personas que son más vulnerables a desarrollar este tipo de conductas adictivas y en ellas debe recaer fundamentalmente la prevención.
Ignacio Basurte: Estamos hablando de trastornos globales donde efectivamente podemos medir una epidemiología distinta. El juego on-line se ha incorporado como la nueva tendencia de los casinos para obtener mayor beneficio y de esa manera captar más usuarios.
Néstor Szerman: Las conductas humanas se van adaptando rápidamente a las nuevas situaciones que depara la tecnología, que es muy positiva, pero que es un riesgo para personas vulnerables, que son muchas. Los datos de la OMS dicen que una de cada cuatro personas sufre, ha sufrido o sufrirá una enfermedad mental. Ese cuarto de la población mundial es la población más expuesta. Por supuesto que la Psiquiatría tiene en cuenta todo esto y fundamentalmente la SEPD está liderando este campo, sobre un terreno en el que no había nada.
¿Cómo han quedado los trastornos de conducta alimentaria en el DSM-5?
Ignacio Basurte: En el DSM-5 ha habido una actualización de los criterios diagnósticos, más que nosológica y de ubicación. Por ejemplo, la menorrea ya no es un criterio fundamental para el diagnóstico de la anorexia nerviosa. También se han flexibilizado un poco los criterios diagnósticos porque se han acortado los periodos de tiempo. El trastorno por atracón sí que se ha incluido como nueva entidad nosológica y ha desaparecido la bulimia nerviosa no purgativa.
Al final de las jornadas se va a abordar la ‘psiconáutica’…
Francisco Ferre: Es una nueva forma de comportamiento en la red y es delictiva. Los productos que se están vendiendo por la red son sintéticos, desconocidos muchos de ellos, no se pueden encontrar en la calle. Las páginas web donde se encuentran son atractivas, normales, y sin embargo, detrás hay un mundo delictivo, de adicción, que las autoridades, especialmente las norteamericanas, persiguen de forma continua. Es un debate que no está en lo sanitario, pero nos parece que puede estarlo.
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