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Lunes, 12 de mayo de 2014   |  Número 28
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publicaciones científicas
RELACIONADO CON LA DOPAMINA
La predisposición genética al gusto por la anfetamina reduce el riesgo de esquizofrenia y TDAH
Es fundamental para traducir los resultados en nuevos tratamientos y curas

Redacción. Madrid
Variantes genéticas asociadas con el disfrute de los efectos de la d-anfetamina, el ingrediente activo de ‘Adderall’, están también asociadas con un menor riesgo de desarrollar el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y esquizofrenia, informan científicos de la Universidad de Chicago, en Estados Unidos, en ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’. Los resultados apoyan la hipótesis de hace años de que la dopamina, el neurotransmisor relacionado con los efectos eufóricos de la anfetamina, se relaciona con la esquizofrenia y el TDAH.

Abraham Palmer.

"Algunas de las variantes que hacen que a una persona le guste la anfetamina también parece que le harán menos propensa a desarrollar esquizofrenia y TDAH", resume el líder del estudio, Abraham Palmer, profesor asociado de Genética Humana en la Universidad de Chicago. "Nuestro estudio proporciona nuevos conocimientos sobre la biología de la anfetamina y cómo se relaciona con la biología en el riesgo de estas enfermedades psiquiátricas", agrega.

Palmer y su equipo previamente realizaron un estudio de asociación del genoma completo (GWAS) para identificar las variantes genéticas asociadas a experimentar los efectos eufóricos de la anfetamina, que se cree que afecta al riesgo de abuso de drogas. Casi 400 voluntarios recibieron d-anfetamina en un experimento doble ciego controlado con placebo y luego se les pidió que dijeran cómo les hizo sentir mediante cuestionarios cuidadosamente diseñados.

Los investigadores midieron las diferencias genéticas entre estos sujetos en aproximadamente un millón de sitios en todo el genoma para identificar variaciones en el código de ADN conocidas como polimorfismos de nucleótidos únicos o SNP y evaluaron las relaciones entre cada uno de estos SNP y la sensibilidad a la anfetamina.

Utilizando los datos de otros estudios GWAS a gran escala, examinaron estos mismos SNP para posibles asociaciones superpuestas con trastornos psiquiátricos y, a través de una prueba estadística rigurosa, encontraron que un inesperado gran número de SNP se asocia tanto con sensibilidad a la anfetamina como riesgo de desarrollar esquizofrenia o TDAH, lo que sugiere que estos rasgos están influenciados por un conjunto común de variantes genéticas.

Por otra parte, una proporción significativa de esta superposición observada parece estar causada por variantes que aumentan el disfrute de los efectos de la anfetamina pero disminuyen el riesgo de ambas enfermedades psiquiátricas. Los científicos llevaron a cabo análisis similares para características que no se esperaban que tuvieran relación con la sensibilidad a las anfetaminas, como la altura, la enfermedad del intestino irritable y la enfermedad de Parkinson y vieron en todos estos casos no más SNP solapados que los que habrían esperado sólo por azar.

"Aunque este enfoque no podía usarse como una prueba diagnóstica útil, esperamos que la gente a la que le gustaban los efectos de las anfetaminas tuviera ligeramente menos probabilidades de desarrollar esquizofrenia y TDAH", afirma Palmer. "Y la personas a las que no le gustaron las anfetamina, como predijimos, eran ligeramente más propensas a desarrollar estas enfermedades", agrega.

"Lo particularmente llamativo es que al examinar las respuestas de la gente tan sólo unas horas después de tomar un medicamento podamos identificar una propensión genética subyacente que puede manifestarse como una enfermedad psiquiátrica en el transcurso de toda la vida", subraya este investigador.

Estos resultados aportan evidencia genética única para el papel de la dopamina en la esquizofrenia y el TDAH. La esquizofrenia es tratada comúnmente con fármacos que bloquean la señalización de la dopamina, y el TDAH se trata con medicamentos, incluida la propia d-anfetamina, que mejoran la señalización de la dopamina. A pesar de los tratamientos opuestos, los SNP que muestran gusto por la anfetamina reducen el riesgo de desarrollo de ambas enfermedades.

"Nuestro enfoque ofrece una nueva dirección prometedora para el estudio de los comportamientos psiquiátricos complejos utilizando el enfoque de todo el genoma", subraya la coautora Harriet de Wit, profesora de Psiquiatría y Neurociencia Conductual de la Universidad de Chicago.

El equipo planea estudiar más a fondo las funciones de los SNP identificados en este estudio en relación al gusto por la anfetamina, la esquizofrenia y el TDAH. Además, Palmer espera explorar las predisposiciones genéticas hacia el agrado o el desagrado por otros medicamentos terapéuticos y si la sensibilidad a los fármacos también podría solaparse con las enfermedades para las que se utilizan estos medicamentos.

"Cuando se usa un tratamiento farmacológico, sabemos exactamente qué sistemas han sido perturbados", relata Palmer. "Así que cuando vemos la superposición de alelos que afectan al modo de responder a los fármacos y una enfermedad, podemos afinar hacia lo que esos alelos están haciendo biológicamente. Esto es fundamental para traducir los resultados en nuevos tratamientos y curas, que es la razón última de la realización de estudios genéticos de la enfermedad", concluye.

 

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