Hiedra García Sampedro.
La Sociedad Vasco-Navarra de Psiquiatría ha celebrado su XII Reunión donde se han tratado temas como el derecho a morir, la telepsiquiatría, las conductas violentas o la historia clínica digital. Sobre este último aspecto, los psiquiatras han señalado la necesidad de ceñirse a “lo estrictamente necesario” en el registro de los datos de los pacientes. Hay que evitar las excesivas anotaciones subjetivas, que en Psiquiatría pueden ser frecuentes.
Juan Medrano, Luis Pacheco e Iñaki Madariaga.
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En la mesa redonda dedicada a la historia clínica digital se ha hablado de los aspectos legales, de los derechos y obligaciones de pacientes y profesionales, y de sentencias emitidas sobre vulneración del secreto profesional o inclusión de datos en la historia que no son proporcionales o son inadecuados.
La historia clínica digital está regulada por la ley de autonomía del paciente de 2002, la de protección de datos y los diferentes decretos autonómicos. Las normativas se refieren tanto a la sanidad pública como al ámbito privado, y atañe a todos los profesionales sanitarios, aunque dependiendo de su nivel, tendrán acceso a diferentes partes de la historia. “La ley de protección de datos es todavía más estricta en el ámbito privado, porque la responsabilidad recae sobre el dueño de la consulta”, comenta Luis Pacheco, expresidente de la Sociedad Vasco-Navarra de Psiquiatría.
Los psiquiatras pueden acceder a los datos de la historia de sus pacientes registrados por otro especialista, sin embargo, están obligados a guardar el secreto. En el País Vasco, el Servicio de Salud va a realizar muestreos aleatorios periódicamente para averiguar si los profesionales entran o no de manera adecuada a la historia de los usuarios.
Derecho de los pacientes y familiares
En cuanto al derecho de los pacientes, éstos pueden acceder a su historia clínica, pero no a las anotaciones subjetivas del médico, “que en Psiquiatría son más frecuentes porque se realizan interpretaciones basadas en la experiencia”, según Pacheco. El familiar sólo tiene derecho de acceso con la autorización por parte del paciente o si éste está incapacitado legalmente o es menor de edad (solo los padres). Además, los familiares pueden conocer “en directo” los datos de la historia, en el momento en el que está siendo atendido el paciente.
Otra de las excepciones de acceso a la historia clínica es la información que ha sido facilitada por terceros, es decir, el paciente no puede ver los contenidos aportados por familiares. “Esto puede ser común en personas con adicción al juego, por ejemplo, porque dicen que no juegan y los familiares dicen que sí”, asegura Juan Medrano, de la Red de Salud Mental de Álava, quien asegura que no se puede “comprometer a tercer personas”.
La última cautela que no aparece explícitamente en la ley de autonomía de los pacientes pero sí en el decreto del Gobierno vasco, se refiere al “estado de necesidad terapéutica”. Al invocar esta excepción, el profesional puede omitir los datos de un diagnóstico o pronóstico si se piensa “que esta información puede hacer más mal que bien”, explica Medrano. En este caso, el profesional tiene que argumentar por qué no se le ofrece la información al paciente.
Cuando fallece el paciente, el decreto que está vigente en el País Vasco no permite que los familiares puedan acceder a la historia clínica, con la única excepción de que pudieran documentar un riesgo para su salud, cuando existe la posibilidad de una enfermedad genética. De todas formas, no podrían acceder a todos datos y habría que tachar los innecesarios.
Garantizar el secreto profesional
Los psiquiatras “hemos hecho hincapié en el secreto profesional y la necesidad de ser estrictos y cuidadosos con el acceso a la historia clínica”, comenta Iñaki Madariaga, del Hospital Aita Menni. En la reunión de la Sociedad Vasco-Navarra, se ha insistido en la importancia de integrar el registro de los datos en el quehacer diario del médico,
Cada año, la Sociedad Vasco-Navarra realiza una reunión en una provincia distinta, en esta ocasión, en Guipúzcoa. Es un evento dirigido fundamentalmente a psiquiatras, pero también a otros profesionales de salud mental y a especialistas en formación.
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