JERÓNIMO SAIZ, PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL
“La crisis ha retrasado la aplicación de las líneas estratégicas en Salud Mental”
Los especialistas han pedido cuatro áreas de capacitación, en psicogeriatría, adicciones a alcohol y drogas, psicoterapia, y psiquiatría de enlace
Hiedra García Sampedro / Imagen: Pablo Eguizábal. Madrid
La Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (Fepsm) es el órgano constituido por la Sociedad Española de Psiquiatría y la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica, que se creó para contribuir al conocimiento y perfeccionamiento de la especialidad. Su presidente actual es Jerónimo Saiz, jefe del Servicio del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, quien en esta entrevista ha comentado la dificultad de llevar a cabo las líneas estratégicas en Salud Mental en nuestro país debido al momento actual de crisis económica y a que las competencias sanitarias están transferidas a las 17 comunidades autónomas.
Jerónimo Saiz, presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental y jefe del Servicio del Hospital Ramón y Cajal.
¿Cuál fue el germen de creación de esta Fundación?
La Fundación fue creada por la Sociedad Española de Psiquiatría y la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica, las cuales realizaban congresos por separado y acordaron fundir esta actividad en un congreso conjunto. También se daba el caso de que muchos de los socios pertenecían a las dos entidades, por lo que existían una serie de intereses comunes. Así que una de las iniciativas que se tomó conjuntamente fue la creación de esta Fundación.
¿Cuáles son sus objetivos?
En síntesis, el objetivo es promocionar los avances científicos en nuestra especialidad, también las iniciativas de tipo social o asistencial que mejoren las posibilidades de atender a las personas con enfermedad mental. Este es lógicamente nuestro fin primordial.
¿Cuál es el desarrollo y el nivel de los avances científicos en España?
La psiquiatría española ha tenido un desarrollo muy importante en las últimas décadas y se puede decir que está en un nivel excelente dentro de los países de nuestro entorno. La investigación ha tenido un avance formidable y hay que citar obligadamente al Centro de Investigación Biomédica En Red de Salud Mental (Cibersam) que fue creado por decisión del Instituto de Salud Carlos III con subvenciones públicas y que ha permitido que un número importante de grupos, tanto de investigación básica como asistencial o clínica, estén realizando proyectos y consiguiendo muy buenos resultados en cuanto a publicaciones y en cuanto a prestigio de la psiquiatría española a nivel internacional.
¿Cómo son los tratamientos actuales en psiquiatría? ¿Están al nivel de eficacia que en otras especialidades?
La psiquiatría tiene un rango de enfermedades que van desde leves, moderadas o graves, y disponemos de tratamientos para todas ellas con resultados equiparables a los de otras especialidades del área médica. Hay buenos tratamientos para las enfermedades más comunes como pueden ser los trastornos de ansiedad y depresión. Existen tratamientos farmacológicos que quizás sean los más conocidos y populares, pero hay también de tipo psicológico, distintas formas de psicoterapia, intervenciones de tipo psicosocial y rehabilitador, y también en algunas enfermedades más graves hay tratamientos biológicos como pueden ser el electrochoque, la estimulación cerebral profunda, la estimulación magnética o la estimulación con luz solar.
Los avances de los tratamientos se han producido más en su tolerancia que en su eficacia.
¿Se ha notado entonces un avance en los últimos años?
Desgraciadamente no ha habido un avance muy significativo con respecto al de los años 70. Se han producido sobre todo en cuanto a la tolerancia, a la aceptabilidad y a los efectos secundarios de los fármacos y no tanto en cuanto a su eficacia. Sin embargo, tenemos esperanza en que en el futuro podamos tener mejores recursos para tratar las enfermedades.
¿No se destinan recursos suficientes para tratar estas enfermedades?
Efectivamente, nosotros tenemos la idea de que debería dedicarse a la asistencia psiquiátrica en su conjunto un porcentaje mayor del gasto sanitario. Esto se justifica por la gran incidencia de las enfermedades de origen psiquiátrico o neuropsiquiátrico que afectan a la población. No corresponden los recursos con el grado de discapacidad que suponen estas dolencias, ni con el grado de bajas laborales, ni por supuesto, con el grado de sufrimiento de las personas y las familias, que tienen que hacer de cuidadores informales. Tampoco lo recibe la investigación en enfermedades psiquiátricas en comparación con su incidencia.
Y la sociedad civil, ¿cómo recibe en estos tiempos a los pacientes con enfermedad mental?
Estas enfermedades todavía se contemplan desde una perspectiva de prejuicio, de estigma. Lleva aparejado un juicio negativo por parte de la sociedad en su conjunto, que atribuye un estereotipo de enfermo mental a cualquier persona que padece cualquier problema psiquiátrico. Se piensa que los pacientes no se curan, que son personas violentas, que pueden tener una conducta impredecible, que son peligrosos, que no son de fiar, que no se les debería admitir como trabajadores de una empresa. Y esto hace un daño considerable. En esto hay muchos responsables, entre ellos, los medios de comunicación. Muchas veces los mensajes que se lanzan con respecto a la enfermedad mental tienen que ver con sucesos, con conductas poco apropiadas o inesperadas, y esto transmite esa imagen negativa que no tiene fundamento y no es justo ni real.
La crisis económica ha retrasado la aplicación de las líneas estratégicas en Salud Mental.
Pero hay campañas destinadas a acabar con estos estigmas y la administración lleva a cabo distintos programas…
Tenemos una Estrategia en Salud Mental, una de las grandes estrategias que el Ministerio de Sanidad promocionaba. Sin embargo, existe un problema como en todas las iniciativas en este momento, que es la transferencia de las competencias en sanidad a las comunidades autónomas, de tal manera que son 17 comunidades autónomas las que tienen que decidir. Además, la crisis económica ha retrasado la aplicación de todas estas líneas estratégicas, como la de trabajar para mejorar el estigma y evitar la discriminación.
Entonces, ¿aboga por implementar un sistema sanitario unitario?
Tiene que haber cuanto menos una igualdad, una equiparación en la posibilidad de acceder a prestaciones, independientemente del lugar en el que uno vive. Y otro tanto podría decirse de las prestaciones sociales, que para nosotros son muy importantes, ya que en las enfermedades mentales graves y crónicas la necesidad de apoyo social es fundamental. Es decir, el espacio sociosanitario en psiquiatría adquiere una relevancia muy importante, pero el desarrollo de este modelo en las distintas comunidades autónomas no ha sido homogéneo, sino bastante dispar.
Hablemos de las enfermedades más comunes, ¿cuáles son las que más se ven en un servicio de psiquiatría como el que dirige, el del Ramón y Cajal?
Si hablamos de las personas que llegan a ser hospitalizadas en la unidad de internamiento, allí predominan las enfermedades graves y sobre todo las llamadas psicosis, donde se incluye el trastorno bipolar, la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos como el esquizoafectivo o el paranoide, también hay trastornos de la conducta alimentaria, obsesivos compulsivos o de personalidad. Luego por otra parte, en los dispositivos de atención ambulatoria predominan los trastornos comunes y dentro de ellos, en primer plano están los de ansiedad en sus distintas manifestaciones y los depresivos. También son bastante prevalentes los trastornos por uso de sustancias, el alcohol y distintas drogas.
Debe haber una equidad en las prestaciones socio sanitarias en las diferentes comunidades autónomas.
En su opinión, ¿qué patología ha aumentado más su prevalencia en los últimos años?
Hay algunas enfermedades emergentes, como por ejemplo la ludopatía. A medida que se van promocionando distintas formas de juego y son más accesibles aumentan las personas que tienen problemas en controlar su impulso para jugar. En este sentido, ha habido un número creciente, y también de personas jóvenes que comienzan a tener estos problemas, lo mismo que en el del alcohol y las drogas, de una forma más precoz.
En cuanto a la formación de los futuros especialistas, el Ministerio está trabajando en un proyecto para modificar los itinerarios, ¿cómo ve esta iniciativa de troncalidad?
Se lleva estudiando ya varios años y parece que ahora por fin se va a llevar a la práctica. Hablar en su conjunto de troncalidad puede tener su utilidad, ya que permite que especialidades con materias afines se puedan cursar dentro de los primeros años troncales. Esto permite que según las necesidades del momento pueda haber un cierto cambio o reciclaje. Lo que pasa es que hay un número de especialidades que no se ajustan bien a los troncos que inicialmente se diseñaron. En el caso de la Psiquiatría estaba por medio la creación de una nueva especialidad, la Infanto-Juvenil. Nosotros desde el principio solicitamos que la psiquiatría general se integrara dentro de un tronco con la infantil, de tal manera que psiquiatras generales o de adultos y psiquiatras infantiles tuvieran unos años comunes troncales y luego diferenciaran sus competencias. El borrador parece que finalmente va a salir así.
Jerónimo Saiz, en un momento de la entrevista con la redactora Hiedra García.
¿Cree que podrían establecerse áreas de capacitación específica propias de la Psiquiatría?
Nosotros abogamos porque puedan ser reconocidas áreas de capacitación en psicogeriatría o gerontopsiquiatría, sobre adicciones a alcohol y drogas, sobre psicoterapia, y sobre psiquiatría de enlace o psicosomática. En realidad está previsto que primero se realice la especialidad y una vez hecha, se pueda acceder mediante unos años de formación complementaria a estas subespecialidades que se llaman áreas de capacitación específica. Pero son propuestas, aún no está contemplado.
Finalmente, ¿podría comentarnos cómo ve el futuro de la profesión en cuanto al número de especialistas que se necesitarán?
Hemos tenido un déficit de especialistas en años anteriores pero parece que con la crisis y con la falta de recursos en el sector público, esta tendencia se ha invertido y en este momento lo que tenemos son psiquiatras en paro. Si no se modifican las circunstancias que nos han traído hasta aquí cabe pensar que en los próximos años se va a producir un exceso en el número de especialistas que ojalá cambie.
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