Hiedra García Sampedro / Imagen: Miguel Ángel Escobar. Madrid
Si en la reunión del año pasado de la American Psychiatric Association (APA) el tema estrella fue el lanzamiento del manual DSM-5, en el de 2014 celebrado en Nueva York ha sido la cognición en Psiquiatría, sobre todo en el trastorno de la esquizofrenia. Según ha explicado Miquel Bernardo, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB), las dimensiones que más condicionan el pronóstico de la enfermedad a medio y largo plazo son la cognitiva y la negativa.
Miquel Bernardo, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB).
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En el X Curso Post-APA celebrado en dos sesiones en Barcelona y Madrid, los expertos españoles han analizado las principales novedades tratadas en el evento americano. Para Miquel Bernardo, las nuevas evidencias que han llegado desde la neurociencia sugieren que existe ya la base suficiente de conocimiento para que haya un cambio sustancial en la mejora de la calidad de vida de los pacientes en los próximos años. Es un mensaje optimista que fue lanzado por Edwin Fuller Torrey, director del Instituto de Investigación Médica de Stanley.
“Hay que mejorar las estrategias de afrontamiento de la esquizofrenia con lo que tenemos”, asegura Bernardo, quien se lamenta de que “las evidencias no se están elevando a la práctica clínica de una forma sistemática, y esto supone que en Psiquiatría exista más variabilidad que en otras especialidades médicas”. Por esta razón, los expertos apuestan por mejorar los servicios psiquiátricos y crear programas concretos que recojan las distintas formas de tratamiento (farmacológico y psicosocial) y enfocados a la recuperación funcional de los pacientes y no tanto a la reducción de los síntomas.
Para mejorar los servicios se deben crear además acciones concretas orientadas a los primeros episodios psicóticos, como la formación de los profesionales en este tema. Según Bernardo, la psicosis es un fenómeno tardío de la esquizofrenia, por lo que se puede prevenir la llegada de este epifenómeno tóxico para el paciente. Cuando llega el primer episodio psicótico, éste responde prácticamente a cualquier antipsicótico, después de este episodio, “la primera opción siempre debe ser clozapina”, asegura el presidente de la SEPB. Otros medicamentos, los de acción prolongada o long actings, tuvieron mucha presencia en el congreso, donde se dijo que evitaban las recaídas y las hospitalizaciones.
Trastornos afectivos
Miquel Roca, coordinador de la Unidad de Psiquiatría del Hospital Joan March de Palma de Mallorca.
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Entre los trastornos afectivos destacaron los depresivos. “Desde el punto de vista de la etiopatogenia, la depresión se configura como enfermedad sistémica mediada por procesos autoinmunes, inflamatorios, y sobre todo en casos de obesidad”, asegura Miquel Roca, del Hospital Joan March de Palma de Mallorca. También se ha detectado que en la clínica de la depresión y sobre todo en su diagnóstico son aspectos centrales las alteraciones cognitivas y de funcionalidad.
Se presentaron en la reunión de la APA dos ensayos clínicos importantes. Uno de estos estudios incide en que la depresión psicótica puede ser un banco de pruebas para los fármacos psicóticos, ya que las alteraciones son menores que en esquizofrenia. Sobre todo, los investigadores quieren centrarse en los aspectos neurotóxicos y neuroprotectores. El otro estudio se refería a la rapidez de acción de tratamientos como la ketamina para los pacientes con depresión recurrente.
Defensa corporativa de la profesión
En el evento de la APA se ha pretendido “reforzar la reputación de la Psiquiatría”, ha comentado Luis Caballero jefe del Servicio del Hospital Universitario Puerta de Hierro. Según Caballero, la reunión ha representado “la defensa corporativa de la profesión”, y el énfasis sobre la prevención del estigma de los pacientes y de los propios psiquiatras “frente a distintos estamentos.” |