Hiedra García Sampedro. Madrid
El deterioro de las personas con esquizofrenia solamente se puede revertir si se asegura la adherencia a los tratamientos; sin embargo, según un estudio publicado en ‘The New England Journal of Medicine’, el 74 por ciento de los pacientes analizados abandonó o no cumplía con el tratamiento antes de los 18 meses. Esta situación provoca la mayoría de las recaídas de los pacientes, que casi siempre acaban en hospitalización y suponen una gran carga económica.
La tasa de recaídas se acelera si los pacientes abandonan la medicación,
según el estudio de Hogarty.
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Los costes asociados a la esquizofrenia son directos (el 30 o 35 por ciento del total) e indirectos (pueden llegar a superar los dos tercios). Los primeros hacen referencia al gasto en medicación, en tratamiento no farmacológico, la atención ambulatoria y los ingresos hospitalarios; mientras que los segundos (los de más cuantía), se refieren a la comorbilidad asociada, a la menor productividad y a la incapacidad del paciente, que suele ser joven, ya que la enfermedad afecta a personas en una etapa relativamente temprana de la vida.
Estos costes crecen progresivamente a medida que el paciente experimenta un nuevo brote porque, con cada recaída, empeora el pronóstico a largo plazo de la enfermedad y la calidad de vida de la persona afectada. Por esta razón, el reto en esquizofrenia es conseguir que no se produzcan recaídas, y así lo comentan desde hace tiempo los expertos en este tema en los congresos internacionales sobre Psiquiatría.
Relación entre tolerabilidad y recaídas
El 80 por ciento de los pacientes con esquizofrenia recae en los primeros cinco años, sobre todo porque no cumplen con lo prescrito. Al final, estas personas acaban ingresando en el hospital porque no siguen bien las recomendaciones, ya porque no son verdaderamente conscientes de que están enfermas (pérdida del ‘insight’) o porque temen o sufren los efectos secundarios de la medicación. Por esta razón, es clave que los pacientes se sientan cómodos con el tratamiento farmacológico, que debe ser bien tolerado para permitir una mayor adherencia.
Según ha comentado a esta publicación el psiquiatra Salvador Ros, el objetivo fundamental de la investigación farmacológica sería “desarrollar nuevas moléculas con escaso riesgo asociado, bien toleradas, de rápida actuación, que sean activas en el control de los síntomas positivos, pero que también demuestren efectividad en los síntomas negativos, afectivos y cognitivos de la enfermedad, que aseguren una menor tasa de recaídas y que faciliten la reducción o remisión de la morbilidad acumulada”.
Si los medicamentos no consiguen esa adherencia, la respuesta al tratamiento antipsicótico disminuye y el control de síntomas es cada vez menos efectivo. Para que sean más efectivos, además, es importante la intervención temprana. Según Ros, “el atraso en el inicio del tratamiento antipsicótico puede tener un efecto potenciador de una mayor susceptibilidad a las recaídas”.
Tratamientos novedosos
En la pasada reunión anual de la American Psychiatric Association (APA), se expusieron datos sobre la eficacia de los medicamentos de liberación prolongada o ‘long actings’, que evitan las recaídas y las hospitalizaciones, según comentó Miquel Bernardo, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica, en la presentación en Madrid de las conclusiones del evento americano. Estos fármacos, como los inyectables mensuales, incrementan la adherencia para evitar las recaídas y consiguen ahorrar costes, como así confirmó a esta publicación John Kane, director de Psiquiatría en el Hospital Zucker Hillside de Nueva York y de la Facultad de Medicina Hofstra Costa Norte LiJ.
Los fármacos deben ser lo menos agresivos posible o “más limpios” para mejorar la relación coste-eficacia. De todas formas, es vital que los pacientes sigan una terapia de psicoeducación complementaria al tratamiento farmacológico, ya que de este modo, tendrán un conocimiento más adecuado de su propia enfermedad y mejorará la adherencia y la eficacia.
No todos los antipsicóticos son iguales a la hora de valorar la tolerabilidad y la disminución del número de recaídas y de hospitalizaciones. Es necesario que además de controlar los síntomas positivos (alucinaciones o delirios), actúen en los negativos y cognitivos, y potencien la adherencia para evitar costes innecesarios. Hay que tener en cuenta que la esquizofrenia es una de las diez principales causas de discapacidad en todo el mundo. En España la padecen aproximadamente 400.000 personas, aunque muchas otras están sin diagnosticar. |