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Lunes, 24 de marzo de 2014   |  Número 26
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publicaciones científicas
RELACIONADO CON LAS RECAÍDAS
La abstinencia de nicotina debilita las conexiones del cerebro vinculadas al autocontrol sobre las ganas de fumar
Los hallazgos ayudan a validar la base neurobiológica de por qué tantas personas que tratan de dejar el tabaco no lo consiguen

Redacción. Madrid
Un nuevo estudio de imágenes cerebrales que publica la revista 'JAMA Psychiatry' muestra que la alta tasa de recaídas en fumadores puede deberse a la disminución de la conectividad entre las principales redes cerebrales.

Caryn Lerman.

Los fumadores que sufren abstinencia de la nicotina pueden tener más problemas para pasar de una red cerebral conocida como red neuronal por defecto, es decir, cuando se está en un estado llamado "introspectivo" o "auto-referencial", a una red de control, llamada red de control ejecutivo, que podría ayudar a ejercer un autocontrol más consciente sobre la ansiedad y para centrarse en dejar de fumar para siempre.

Los hallazgos, realizados por científicos de la Universidad de Pennsylvania (Penn), en Estados Unidos, y del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA, en sus siglas en inglés), ayudan a validar la base neurobiológica de por qué tantas personas que tratan de dejar de fumar recaen, hasta el 80 por ciento dependiendo del tipo de tratamiento, y pueden dar lugar a nuevas formas de identificar a los fumadores con alto riesgo de recaída que necesitan una terapia más intensiva para dejar el hábito.

Los investigadores encontraron que los fumadores que dejaron el tabaco tenían debilitada la interconectividad entre ciertas redes a gran escala en el cerebro: la red por defecto, la red de control ejecutivo y la red de prominencia. Por ello, postulan que esta conectividad alterada reduce la capacidad de los fumadores a cambiar o mantener una mayor influencia de la red de control ejecutivo, que puede, en última instancia, ayudar a mantener su intento de dejar de fumar.

"Es muy importante para las personas que están tratando de deshabituarse que sean capaces de mantener la actividad en la red de control para lograr pasar de pensar en sí mismas y de su estado interior a centrarse en sus objetivos más inmediatos y su plan", destaca la directora del estudio, Caryn Lerman, del Departamento de Psiquiatría de la Escuela de medicina de Penn.

Estudios anteriores han examinado los efectos de la nicotina sobre la interconectividad cerebral en estado de reposo, es decir, en ausencia de cualquier actividad específica. Éste es el primer estudio que analiza la conectividad cerebral en reposo en un estado de abstinencia y cuando la gente fuma como de costumbre y después relaciona los cambios en los síntomas de ansia y el rendimiento mental.

Para el estudio, los autores realizaron escáneres cerebrales de 37 fumadores sanos (personas que fuman más de diez cigarrillos al día) de 19 a 61 años, utilizando imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI, por sus siglas en inglés) en dos sesiones diferentes: 24 horas después de la abstinencia bioquímicamente confirmada y después de fumar habitualmente.

Las imágenes mostraron una conectividad significativamente más débil entre la red de la prominencia y la red neuronal por defecto durante la abstinencia, en comparación con su estado de saciedad. Además, la conectividad debilitada durante la abstinencia se vinculó con un aumento en el deseo de fumar, un estado de ánimo negativo y síntomas de abstinencia, lo que sugiere que esta conectividad entre redes menos fuerte puede hacer que sea más difícil para las personas dejar el tabaco.

Según los autores, será importante establecer la fuerza en la conectividad entre estas redes cerebrales a gran escala para predecir la capacidad de las personas de dejar de fumar y mantenerse alejadas del tabaco. Además, dicha conectividad puede servir como un biomarcador clínico para identificar a los fumadores que tienen más probabilidades de responder a un tratamiento en particular.

"Los síntomas de abstinencia se relacionan con cambios en el cerebro de los fumadores mientras se adaptan a no consumir nicotina y este estudio valida que esas experiencias tienen una base biológica", resume Lerman. "El próximo paso será identificar con antelación a aquellos fumadores que tendrán más dificultad de dejar de fumar y orientarles hacia tratamientos más intensivos, basados en la actividad cerebral y la conectividad de redes", adelanta.

 

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