Redacción. Sevilla
Generar emociones positivas permite al ser humano mejorar la salud física y psicológica, además de lograr un crecimiento psicológico y un mayor bienestar subjetivo. Estas manifestaciones han sido realizadas por Elena Ibáñez, catedrática de Psicología de la Personalidad de la Universidad de Valencia, durante la mesa “De la calidad de vida a la felicidad en salud mental”, que ha tenido lugar en el XVII Congreso Nacional de Psiquiatría.
La investigación actual pasa por abarcar todo el espectro de conductas, emociones, pensamientos y rasgos de personalidad.
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Durante muchos años la investigación científica, en el campo de estudio de las ciencias sociales y humanas, puso su foco en el estudio del malestar humano en lo que supone un problema para la persona y en encontrar las soluciones más apropiadas.
En este sentido, ya en los años 50 se acuñó el concepto de calidad de vida para subrayar el hecho de que las experiencias negativas, como las enfermedades, no tenían por qué afectar a la totalidad del individuo, sino que éste podía “sentirse bien” a pesar de su enfermedad.
El potencial de sufrimiento que acompaña a las emociones negativas y la búsqueda de alivio canalizó la mayor parte del interés de la investigación clínica. Ahora las emociones negativas (depresión, esquizofrenia…) pueden tratarse gracias a tratamientos empíricamente validados, por ello, podemos dedicarnos al estudio de aquello que colabora a que las personas sean más felices.
En este sentido, Ibáñez ha incidido en que el objetivo de la investigación clínica actual “no es únicamente tratar la enfermedad, sino además comprender, a través de la investigación científica, los procesos que subyacen a las fortalezas y emociones positivas del ser humano y que contribuyen a que éste recupere su estado de salud”.
El objetivo principal es equilibrar la balanza, no restando importancia al estudio de la enfermedad sino aumentando la importancia de aquellos aspectos del ser humano que contribuyen no solo a que se adapte mejora a su enfermedad, sino también a que mejore su adherencia al tratamiento y su tiempo de recuperación.
En este contexto, la experta ha puesto de relieve que la investigación actual pasa por abarcar todo el espectro de conductas, emociones, pensamientos y rasgos de personalidad no sólo en aquellos sujetos que tienen una fuerte carga negativa, sino también en quienes manifiestan un buen estado de salud, para llegar a conocer que mecanismos y procesos subyacen al mismo.
En este sentido, el estudio de las emociones positivas (optimismo, fortaleza, resiliencia, etc.) es tan importante como el de la tristeza, el malestar o el estrés “Las emociones están, por definición, asociadas con tendencias de acción específicas. La experiencia de emociones positivas estimulan o impulsan a los individuos a comprometerse con su entorno y a tomar parte en actividades beneficiosas para el individuo, su especie, o para ambos”, ha asegurado la Dra. Ibáñez, que ha destacado que, al contrario de las emociones negativas, que conllevan a beneficios adaptativos inmediatos y directos en situaciones que amenazan la supervivencia, “las emociones positivas entrañan beneficios adaptativos indirectos y a largo plazo a través de sus efectos de ampliación, fomentan y fortalecen recursos personales duraderos”.
“Hablamos de una espiral ascendente en la que las emociones positivas no sólo hacen sentirse bien a las personas en el momento sino que también, a través de sus efectos sobre la aplicación de la gama de pensamientos y acciones, incrementan la probabilidad de que los individuo se sientan bien en el futuro”.
“Debemos trabajar para cultivar emociones positivas en nosotros y en los que nos rodean, no sólo como finalidad en sí mismos, sino también como un medio para lograr crecimientos psicológico, mayor bienestar subjetivo y mejorar la salud física y psicológica con el tiempo”, ha concluido Ibáñez.
Tal es así que la Organización Mundial de la Salud (OMS) añade, en su concepto de salud, que “el estudio del bienestar y la felicidad es tan importante, serio y científico como lo es el de la enfermedad, la disfunción y el malestar”. |