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Viernes, 08 de mayo de 2015   |  Número 42
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LOS PROFESIONALES RECHAZAN LA FIGURA DEL TUTOR EN ESTOS CASOS
El seguimiento de la incorporación laboral corresponde solo al médico
Según los especialistas, la patología psiquiátrica no es un motivo para apartar al paciente del mundo laboral

Nuria Fernández Gámez. Imagen: Miguel Fernández de Vega. Cristina Cebrián. Madrid
La revelación de que el copiloto que estrelló el avión de Germanwings en Los Alpes tenía depresión ha reavivado los estigmas que rodean a la enfermedad mental y que tanto luchan los pacientes porque desaparezcan. Aprovechando la polémica que ha aparecido en torno a este tema, esta publicación ha organizado un debate en el que varios expertos han analizado la situación y han revelado que padecer un trastorno mental no es motivo para apartar al paciente del mundo laboral, que no se debe incorporar la figura de un tutor de seguimiento y que las empresas deben dejar de estigmatizar ofreciendo más oportunidades laborales.

Julián Ezquerra, secretario general de Amyts; Maribel Rodríguez, presidenta de Feafes Empleo; Mónica Pereira, miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid y Eduardo García-Camba, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital La Princesa.


Nuria Fernández, moderadora: ¿Cuál es la opinión que tienen tanto psicólogo como psiquiatra sobre lo ocurrido en el accidente de avión de los Alpes? ¿Padecer una depresión puede llevar a cometer un acto así?

Mónica Pereira, psicóloga del Colegio de Psicólogos de Madrid: La depresión sola no provoca ese tipo de conductas. La mayoría de las personas que tienen depresión no  son violentas ni comenten actos agresivos.  De hecho las estadísticas lo que dicen es  que las personas con enfermedad mental cometen muchos menos delitos que las personas que no lo tienen. Ósea que no indica para nada un trastorno mental una conducta violenta.

Eduardo García-Camba de la Muela, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de La Princesa: La delincuencia y la enfermedad mental no van unidas ni mucho menos. Yo creo que en este caso ha habido una gran repercusión mediática por el impacto y por el país en el que ha ocurrido. Sin embargo, no se puede vincular de ninguna manera la enfermedad mental con este tipo de acciones  de las que, por otra parte, tenemos poca información y son solo especulaciones.

También se ha estado hablando mucho de la culpa, de la seguridad y de la aplicación que debía haber llevado la compañía aérea sobre la seguridad y el control de los trabajadores. ¿Faltan filtros que controlen la salud, las bajas y la reincorporación al trabajo en las empresas?

Eduardo García-Camba: No conozco con precisión cuales son los filtros. Y aunque los haya, siempre hay alguien que se los puede saltar, aunque creo que los que ponen las compañías aéreas  son importantes en los que se somete a estas tripulaciones a revisiones periódicas. No obstante,  siempre puede haber alguien que se los salte. En definitiva, la conducta humana nunca va a estar controlada. Estamos hablando de un caso hipotético y con esto quiero decir que los que trabajamos en Salud Mental sabemos que la conducta humana no se puede ajustar a unos parámetros rígidos. Siempre, el hombre tiene capacidad y libertad para  saltarse todos los filtros y que eso muchas veces no es previsible.

Hay muchos pacientes que tienen una enfermedad mental y que en muchos casos silencian que tienen una patología por miedo a un despido o a una reducida de sueldo. ¿De verdad se dejan llevar las empresas por estereotipos y estigmas asociados con la enfermedad mental?

Maribel Rodríguez, presidenta de Feafes Empleo: Si volvemos a lo sucedido, yo creo que no ha tenido nada que ver su depresión. Filtros ha habido muchísimos. A mayor nivel de responsabilidad, mayor número de filtros porque ya solo desde  el momento en que aparece el mínimo síntoma de la enfermedad mental se tiende a apartar a la persona sin valorar si esos síntomas pueden estar afectando a su desempeño en el trabajo y  que muchas veces no está afectando. Hay otras enfermedades que mantener el puesto de trabajo puede afectar a la responsabilidad pero en enfermedad mental ya se supone que el hecho de tenerla ya es un riesgo para el desempeño del trabajo y eso hace un efecto rebote. 

Mónica Pereira: A mí me gustaría aclarar que no se trata tanto de la etiqueta que tenga esa persona como de la sintomatología que tiene  y que le pueda afectar en el desempeño de su trabajo. Pero la depresión,  por suerte,  es algo que se puede superar y no sabemos si este señor en este momento tenía sintomatología que pudiera ser incompatible con el ejercicio de su trabajo. Quizás habría que dar una vuelta a cuál es el sistema, de cómo se están informando de las bajas y cuáles son las causas.

Ideas principales de los expertos.

Julián Ezquerra, secretario general de Amyts: Hablar de enfermedad mental es un error. Éstas son  un gran ‘fondo de saco’ en el que caben muchas cosas. En la actualidad, hay trastornos importantes que producen unas graves consecuencias en los pacientes y hay infinidad de patología psicológico-psiquiátrica que son compatibles con la vida normal, con la actividad laboral y con un desempeño habitual de sus funciones. Por tanto, no tenemos que tener esa prevención hacia la enfermedad mental, y  habrá que empezar a plantear a la gente que ser un enfermo mental  no es un estigma que va contigo y que tener ansiedad  o una obsesión no conduce a problemas laborales.  El hecho de que una persona,  que esté etiquetado por un cuadro depresivo o que tenga un trastorno, eso no es motivo para estigmatizar o para apartarlo del mundo laboral porque hay tratamientos que funcionan muy bien. 

Eduardo García-Camba: Creo que aquí el problema es lo que esto contamina a las personas que tienen un trastorno mental. Las depresiones son muy frecuentes, su prevalencia está en torno al 20 por ciento, lo que quiere decir que ese porcentaje e la población en algún momento de su vida  va a tenerla.  Por ello, no podemos contaminar a todo un colectivo importantísimo de pacientes, que son personas honorables y que tienen un nivel de responsabilidad fantástico contaminándoles con la etiqueta de la enfermedad mental.

Mónica  Pereira: Si que es importante distinguir que sí que hay esos controles, de hecho, la Europa tiene unos controles muy serios sobre todo para los pilotos. Sí que es bueno que haya periódicamente unas revisiones pero también necesitamos una educación a nivel social, lo que nosotros llamamos ‘psicoeducación’. Esto quiere decir que la población le pierda el miedo porque al final todo el mundo conoce a alguien que, en algún momento de su vida,  haya sido diagnosticado de un trastorno mental. Además, en muchas ocasiones  el trabajo ha contribuido a que el sujeto pueda superar la enfermedad.  

Julián Ezquerra: Es más, la recomendación por parte del tratamiento es la reincorporación a la vida normal, incorporarse a su medio laboral. Por lo tanto, forma parte del tratamiento.

Eduardo García-Camba: Les estamos haciendo un flaco favor a los pacientes.  Lo que estamos haciendo es fomentar su enfermedad, es decir,  que invada ese sentimiento de no participación, no tener ingresos o de no tener autonomía.  Eso tiene un impacto enormemente desfavorable en su vida y eso les lleva a un empeoramiento de su enfermedad, a consumir alcohol y drogas, incluso a veces les lleva a conductas que pueden tener un perfil antisocial como mecanismo de supervivencia. Vivimos en una sociedad  en la que el débil, el que es distinto o  el que es diferente tiende a ser apeado y  ser excluido de manera sistemática.

Maribel Rodríguez: Realmente lo grave o no de la enfermedad no es la etiqueta, ni el diagnostico sino cómo le afecta a las esferas de la vida de esa persona. Una persona con una enfermedad grave tiene que tener unos controles, pero no debe ligarse con su desempeño porque eso va a variar en cada persona y en los niveles de apoyo que necesite cada individuo.  Esa es un poco nuestra pelea porque no les llegan a ofrecer las oportunidades. No es tanto que la persona no pueda realizar un trabajo, sino que muchas veces no llega a tener la oportunidad de ver si puede hacer un trabajo.

Julián Ezquerra.

Cuando se detectan las enfermedades mentales,  suele ser pasada la adolescencia,  en los primeros años que la persona está formándose  e inmediatamente ya se la desvincula del ámbito normal de una persona de esa edad.  Nos  encontramos con personas con 30 años que tienen una preincapacidad laboral absoluta, lo único que ocurrió fue que se le detectó una enfermedad y a partir de ahí ya se decide que no puede trabajar.

Julián Ezquerra: La empresa no recibe el diagnóstico en el parte, sino que va en blanco  diciendo que el individuo está de baja, pero  la empresa, salvo que el propio trabajador le diga el por qué de su baja, no lo tiene porqué saber. ¿Por qué se tiene que producir un rechazo, un estigma o una dificultad en la reinserción laboral de estos pacientes si en teoría la empresa no debería saber cuál es el origen de la baja?  ¿Quiere decir que los filtros que impiden  que esa confidencialidad se salte, que los filtros que impiden que la historia clínica  quede entre el médico y el paciente, entre la inspección médica que si recibe el correspondiente parte de baja con el diagnostico y el médico y el paciente se sale de este entorno y la empresa se entera? Porque eso sería lo que me preocuparía.  Eso es lo que tenemos que primar por encima de todo aún a sabiendas que casar la confidencialidad de la historia, con el derecho a la intimidad,  con la ley de protección de datos,  con la información que tengo que dar a las instituciones sanitarias y a la institución y además a la empresa, casar  todo esto es complicado. Si no somos capaces de casar todo puede suceder lo que está ocurriendo.  Estamos hablando que compatibilizar los derechos de unos, con las obligaciones y con el beneficio o prejuicio social que se puede producir es muy complicado.

A lo mejor debería plantearse que en este tipo de patologías se conociese por dos razones: para que no suponga un reto de adaptación de nuevo al trabajo y para que la empresa también esté presente de cuál es la salud del trabajador.

Maribel Rodríguez: Dependerá del diagnóstico. Quien va a tener que atender a esa persona no es la empresa, sino que es su médico y le darán el alta cuando esté preparado  para ir al trabajo. No deberíamos hacer un apartado para las personas con enfermedad mental en que haya que hacer una diferenciación con respecto al resto de problemas que pueda tener el resto de la sociedad o de patologías.

¿Pero no se debe dar un trato especial a esa persona que se reincorpora de una baja por un trastorno?

Maribel Rodríguez: Si lo precisa sí, pero no lo podemos predecir previamente. Lo que yo comentaba es que a veces con la enfermedad mental llega excesivamente pronto la incapacidad laboral, no se valora esa adaptación del puesto mientras que en otras patologías o en otras enfermedades si se hace esa valoración.

Mónica Pereira: Uno de los síntomas de la depresión, por mala suerte, es que no tengo motivación para hacer cosas y eso los compañeros de trabajo no lo entienden y ahí es donde se produce el rechazo. Lo que falla aquí es la educación, que la gente sea capaz de comprender  las consecuencias  de cada una de las cosas que le pasan a los compañeros. Considero que a las empresas les falta una educación y una formación en comprender que cada persona tiene una patología. Todos tenemos algo, por ello, vamos a intentar normalizar y a valorar que esa persona no hace más porque no puede, no porque no quiera.

Eduardo García-Camba: Yo entiendo que hay muchas empresas en las que los servicios médicos  conocen perfectamente la salud de sus trabajadores. Además, la compañía,  aunque el secreto médico sea confidencial,  el médico sabe lo que le pasa a su paciente  y en ese sentido lo deseable sería que la empresa fuese más sensible y delicada de acuerdo con la situación de cada paciente.

Julián Ezquerra: El grueso de los trabajadores en España no está en las grandísimas empresas sino que está en las medianas, pequeñas e incluso en los autónomos (que carecen de ese tipo de servicios). Entonces, la mayoría de los empleados se escapan y no se ven afectados por esos grandes servicios de empresa de salud laboral que tienen la facilidad de adaptar los puestos de trabajo o que aportan facilidades.

Maribel Rodríguez: Comparto que es educación, pero además creo que es más un tema de sensibilidad. Probablemente haya menos problemas en empresas pequeñas en las que hay una buena relación previa porque  al final es un compañero de trabajo. No obstante, independientemente de su tamaño es un tema de sensibilización, de formación, de compartir que todos estamos aquí,  que todos tenemos derecho a trabajar y necesitamos todos los apoyos. 

Julián Ezquerra: Tenemos el panorama que tenemos. Yo solo digo que esa educación social y que ese cambio social espero que se produzca.

Maribel Rodríguez: La experiencia que tengo es que en empresas pequeñas  hay una relación más cercana y es más fácil hablar con la persona, conocer  lo que piensa  a diferencia de una grande en la que eres un número más. Incluso en la Administración Pública hay muchos funcionarios con una incapacidad laboral y sabemos que hay diferentes puestos dentro de la Administración. 

Julián Ezquerra: No es fácil la adaptación de puestos de trabajo en la  Administración Pública Su propia normativa, a veces, la deja de lado.

Maribel Rodríguez: Apelo a que manejamos formatos tan cuadriculados que están muy lejos de las personas, y a lo mejor esa es la parte que tenemos que trabajar con las administraciones. Pido que esto no sea tan cuadriculado porque al final en esa cuadricula dejamos a muchas personas fuera.

Mónica Pereira: Estamos hablando de humanizar las relaciones laborales.

¿Se está incorporando la figura de tutor al seguimiento de la reincorporación a la vida laboral por parte de la empresa?

Eduardo García-Camba: Yo creo que si son empresas grandes, normalmente el servicio médico  sí que se hace un seguimiento, pero en uno pequeño no. Lo deseable es que eso se haga y que de alguna manera la relación del paciente (o ex paciente) con la empresa sea un vínculo que venga favorecido  y apoyado.

Mónica Pereira: La figura del tutor me parece que es matar moscas a cañonazos porque estamos hablando de que no es para tanto pero luego queremos ponerles un  tutor. ¿Cuál es la razón para poner un tutor?

Mónica Pereira.

¿Eso lo hará su psicólogo?

Mónica Pereira: Yo entiendo que un acompañamiento en el proceso está muy bien, pero no un tutor. Me da miedo porque lo que estamos haciendo con eso es hacer más grande el problema de lo que realmente es. Quizá haya que hacer un seguimiento más continuado acortado en el tiempo pero dependerá de cada  persona.

Eduardo García-Camba: El seguimiento en definitiva lo está haciendo el profesional que le trata y la valoración la va a hacer el especialista que le trata, que de alguna manera, hace ese seguimiento,  acompañamiento y “tutela”.

Maribel Rodríguez: Es diferente cuando una persona ya con su discapacidad o con su dificultad se incorpora al mercado laboral, entonces ahí si existe un empleo con apoyo que a veces se da desde los centros especiales  a personas que hacen el itinerario del centro especial  al ordinario o a personas que entran en una bolsa a través de programas prelaborales  o proyectos de inserción laboral.

Pero a diferencia de otras discapacidades, en enfermedad mental no está muy recomendado que se incorporen en ningún momento al puesto de trabajo porque sería una forma de señalización.

Julián Ezquerra: Poner un tutor a un paciente de estas características es aún más estigma. Otra cosa es que se tenga un referente dentro de la empresa al que se pueda dirigir el empleado.  Por supuesto, el paciente tendrá que completar un seguimiento con el psiquiatra o psicólogo pero la idea de un tutor es una figura que estigmatiza aún más. 

Julián Ezquerra, Maribel Rodríguez, Nuria Fernández (moderadora), Mónica Pereira y Eduardo García-Camba.


El Colegio oficial de Psicología de Cataluña alertaba sobre la escasez de profesionales en el sistema público en Atención Primaria para dar respuesta a los trastornos de ansiedad y depresión, ¿cuál es su valoración? ¿Faltan profesionales que den respuesta a los trastornos como la depresión?

Mónica Pereira: Cuando uno para su primera visita en salud mental tiene que esperar tres meses algo falla, porque cuando uno tiene sintomatología psicológica o psiquiátrica necesita el apoyo ya. Dentro de tres meses la cosa puede ser mucho peor. 

Julián Ezquerra: Por lo menos en Madrid, mi experiencia personal es que la derivación a Salud Mental de un paciente con una depresión o con un cuadro de ansiedad es extraordinariamente baja.  Cuando quieres derivar a este tipo de pacientes se ‘te escapa un poco de las manos’ porque se hace muy abigarrado, muy crónico,  no hay una mejora y lo quieres derivar a Salud Mental pero  te lo devuelven.  Otra cosa es que digas que habrá que tener psicólogos clínicos  que nos echen una mano en las terapias y que no dependan tanto de esta especialidad,  es decir,  del servicio de referencia del hospital sino más de Atención Primaria. Además, debe haber un cambio en la reorganización de las dependencias funcionales dentro de la estructura que tenemos. 

Mónica Pereira: No sé si todo el mundo lo sabe pero ahora mismo en este país la persona que va a Salud Mental es cuando ya hay una patología que asusta, cuando tiene una sintomatología tan importante que va a necesitar si o si una medicación. Considero que se nos está olvidando la prevención.

Maribel Rodríguez.

Eduardo García-Camba: Yo creo que los médicos de cabecera,  que son el  referente principal para el paciente, deben tener habilidades de detección de los trastornos de ansiedad. La atención psicológica es importantísima pero tenemos que tener cuidado porque las quejas que yo estoy viendo ahora en mis psicólogos es que entramos en un exceso de ‘psicologización’ de la vida cotidiana y al final la mayor parte de las personas de ahora entienden que su problema  lo tiene que resolver el Sistema de Salud.

Mónica Pereira: Hay gente que tiene habilidades para manejar el conflicto pero otros no. Si estamos hablando de prevención enseñemos a la gente a que tenga esas habilidades emocionales para que sepan manejar ese conflicto y así cuando vengan no caigan en una depresión.

Julián Ezquerra: Creo que corremos un riesgo importantísimo haciendo que  los ciudadanos sean tan dependientes de las estructuras. Yo no puedo entender que estemos haciendo que  a la sociedad se esté ‘medicalizando’ o ‘psicologizando’ en exceso y haciéndoles que se sientan tan poco capacitados ellos mismos para lograr cosas cotidianas. Al final se stán convirtiendo en personas dependientes y ultra dependientes de las estructuras administrativas. Yo entiendo que tenemos que tener el apoyo de psicólogos clínicos cercanos, ahora de ahí a instruir o educar a la población de forma rutinaria en una prevención,  habría que valorarlo.

Mónica Pereira: ¿No lo haces para una prevención de la salud del corazón? ¿No lo haces para la prevención de la diabetes? No sé qué diferencia hay con esto. Es mucho más barato hacer esa educación a nivel preventivo que no luego tener que pagar los tratamientos médicos que supone cualquier tipo de trastorno.

Eduardo García-Camba.

Ronda de conclusiones

Maribel Rodríguez: Pero para prevenir entraríamos en el sistema educativo no en la intervención ya.

Mónica Pereira: Igual que yo prevengo la obesidad, con programas que están dando las enfermeras  para prevenir la obesidad porque es un problema médico importante, ¿por qué no prevengo los trastornos de ansiedad dándole habilidades a la gente? Al final es una educación psicológica.

Maribel Rodríguez: Creo que hay que centrarse en la parte educativa pero no tanto sanitaria sino ya desde la educación y desde la infancia enseñar a saber afrontar.

Julián Ezquerra: Al niño hay que empezar a educarle en los hábitos saludables para evitar que llegue a ser obeso, hay que ayudarle para que haga ejercicio  y hay que ayudarle desde que es pequeño a enfrentarse a frustraciones. Ahí es donde tendríamos que incidir pero no tanto ahora sino desarrollar un gran sistema sanitario que comience con la prevención desde la infancia. 

Eduardo García- Camba: Hay que Lo que potenciar lo que tenemos. El diseño no es malo pero sin pretender dar como de cobertura total a los problemas de la vida y ‘medicalizar’ todo. Creo que estamos ‘psicologizando’ y ‘medicalizando’ de manera tremenda lo que lleva a que estemos ‘farmacolizando’ los  problemas de la vida, porque ahora la gente resuelve sus problemas con un ansiolítico. No hay que tomar ningún ansiolítico, ese asunto  lo tiene que solucionar la persona dialogando con el entorno y en algún momento buscando la ayuda profesional pero no  delegando sistemáticamente en el sistema para todo.

Primera parte del debate.

Segunda parte del debate.

 

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