Redacción. Barcelona
La esquizofrenia es una de esas enfermedades mentales que actualmente no tienen cura, por lo que los tratamientos están indicados para reducir los síntomas en la medida de lo posible y que los pacientes y sus familias puedan mantener su calidad de vida. Pero ahora surge un rayo de esperanza desde el Hospital de Sant Pau de Barcelona, donde se ha intervenido con éxito a una afectada mediante la llamada estimulación cerebral profunda (ECP).
Joan Molet, Iluminada Corripio y Enric Álvarez.
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La paciente, de 47 años y con esquizofrenia paranoide desde hace 20, con resistencia a los tratamientos farmacológicos, “ha mejorado los delirios y ya ha empezado a relacionarse con su entorno” tras un largo periodo de reclusión en su casa y aislamiento social, ha señalado la médico adjunta de Psiquiatría, Iluminada Corripio.
La intervención tuvo lugar en diciembre de 2014 y consistió en implantarle en el cerebro dos electrodos que liberan estímulos eléctricos para modificar la función cerebral afectada, lo que puede regularse mediante un pequeño marcapasos. Mientras que la paciente tuvo que ser hospitalizada hasta tres veces en el año anterior a la intervención, desde entonces “no ha tenido ninguna recaída y las paranoias prácticamente han desaparecido”, ha subrayado Corripio.
La experiencia, con pacientes con párkinson y depresión
El centro ha intervenido ya a dos pacientes más, aunque no se han dado resultados porque “es demasiado pronto” y prevé operar a otros cinco entre este año y el próximo. Y es que la ECP se empezó a aplicar en el Sant Pau de forma pionera hace 15 años en pacientes con párkinson, extendiéndose después a quienes tenían depresión.
Esta trayectoria “ha sido esencial” para dar el salto a la esquizofrenia, han señalado el director de Psiquiatría, Enric Álvarez, y el de Neurocirugía, Joan Molet. Asimismo, han destacado que esta patología presenta unas tasas de resistencia de hasta el 40 por ciento y requiere, por ello, de nuevas alternativas a los fármacos.
La intervención, que cuesta unos 60.000 euros, dura unas ocho horas y requiere anestesia general y una semana de postoperatorio. Luego “los pacientes pueden hacer vida normal y centrarse en el tratamiento para recuperar los años perdidos”, ha dicho Molet, porque la terapia farmacológica es la misma que antes de la intervención, por no poder atribuirse la respuesta exclusivamente al neurotransmisor implantado. |