Martes, 26 de mayo de 2015 | Número 43
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POR LA BUROCRACIA EXCESIVA O EL RITMO EXAGERADO de consultas |
El 40% de los psiquiatras sufre altas dosis de estrés en su trabajo |
“La práctica diaria plantea dilemas éticos que no siempre tienen un respuesta fácil”, afirma María Jesús Mardomingo |
Redacción. Pamplona
Aproximadamente un 40 por ciento de los psiquiatras asegura sufrir altas dosis de estrés en su trabajo. Las tres razones fundamentales que se aducen son una burocracia excesiva, un ritmo exagerado de trabajo con salarios bajos y la imposibilidad de tratar a los pacientes de forma adecuada. La relación médico-paciente está cada vez más condicionada por cuestiones organizativas, burocráticas y de rendimiento tangible.
María Jesús Mardomingo.
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Estas afirmaciones han sido realizadas por María Jesús Mardomingo, presidenta de Honor de la Asociación Española de Psiquiatría del Niño y el Adolescente (Aepnya) durante IX Jornada de Actualización en Psiquiatría Infantil y Adolescente que ha tenido lugar en Pamplona. El evento ha estado organizado por la Sociedad Vasco-Navarra de Psiquiatría (SVNP), la Unidad de Psiquiatría Infantil y Adolescente de la Clínica Universidad de Navarra (CUN), y la Unidad de Salud Mental Infantiojuvenil (Usmij) del Servicio Navarro de Salud.
Durante su exposición, que se ha centrado en cómo ha de ser la relación médico-paciente en Psiquiatría Infantil, la especialista ha destacado que el psiquiatra “ha de tener un contacto personal con el paciente y debe seguirlo a lo largo del tiempo”. “Este contacto mantenido es imprescindible para que un médico aprenda y se forme sobre todo si es un psiquiatra infantil porque da al paciente una sensación de seguridad que le disminuye la angustia. El paciente confía en su médico y ambos se comprometen para luchar por la curación”.
“La ética es otra parte esencial del ejercicio de la medicina, más aún en una sociedad tan compleja como la actual y, más aún, cuando se trata de niños y adolescentes. La práctica diaria plantea al psiquiatra infantil dilemas éticos que no siempre tienen un respuesta fácil”, ha afirmado Mardomingo, quien ha subrayado que “los niños son menores de edad pero también tienen opinión, y contar con su opinión, en función su edad y madurez, es determinante para que el médico tome decisiones y para que ellos hagan bien el tratamiento. Cuando se cuenta con ellos, se les explica lo que pasa, hasta qué punto pueden mejorar y como ellos son fundamentales, la mayoría de los niños colabora”.
Así, ha relatado que se plantea un “dilema difícil” cuando los padres no están de acuerdo con el médico, los padres y adolescente discrepan entre sí, o el paciente desea hacer el tratamiento pero los padres lo retrasan buscando múltiples opiniones. “Esto sucede porque les cuesta aceptar lo que sucede. En todos los casos, el médico es el abogado y defensor del niño y los derechos de los padres deben supeditarse al bien del paciente”.
Este tema y enfoque se refleja en el ‘Tratado de Psiquiatría del Niño y del Adolescente’, un libro único en su género -de reciente publicación- en la que Mardomingo aborda toda la Psiquiatría Infantil con los avances científicos de los últimos años.
Por último, ha afirmado que “el buen médico combina los conocimientos y el rigor en el diagnóstico, con el interés personal y humano por el paciente”. De ahí surge el vínculo y el compromiso entre ambos, un vínculo y un compromiso que ya en sí mismos tienen un carácter terapéutico”, ha concluido. |
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