Redacción. Madrid
El 25 por ciento de las personas que acuden a las consultas de Atención Primaria con trastornos psicológicos tienen antecedentes de duelos personales no resueltos, según ha recordado la directora del Máster en Psicología Clínica y Salud de la Universidad de Valencia, Pilar Barreto.
Pilar Barreto.
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El dolor emocional tras la pérdida de un ser querido es un proceso que en condiciones "normales", es decir, cuando se trata de una muerte previsible, se cuenta con soporte afectivo y, si no existen psicopatologías previas, transcurre de modo saludable y se resuelve sin ocasionar mayores problemas a la persona que lo sufre.
Sin embargo, en ocasiones el proceso se complica en función de las circunstancias y el resultado puede ser "devastador" para la persona. En este sentido, los expertos avisan de que existe la posibilidad de sufrir duelos represivos en los que no se expresa aparentemente el dolor, pudiendo aparecer por ello quejas psicosomáticas de difícil respuesta terapéutica o estados de tristeza crónica en los que el individuo presenta cuadros clínicos similares a la depresión.
Una muerte repentina, el fallecimiento de un hijo o la existencia de vínculos emocionales complejos son algunos de los factores que pueden hacer que el proceso de duelo se complique. "Es muy importante que la población sepa qué circunstancias pueden favorecer el desarrollo de un duelo complicado. En este tipo de circunstancias, la ayuda especializada tras la muerte, o antes si es previsible, puede evitar que el duelo se cronifique, minimizando costes sanitarios y disminuyendo significativamente el sufrimiento", ha asegurado Barreto.
El proceso de duelo suele tener una duración prolongada, por lo que en caso de no ser tratado adecuadamente puede desembocar, tal y como ha apostillado la experta, en "abundantes" visitas al médico atención primaria y consumo irracional de fármacos, lo que genera "grandes" gastos sanitarios.
Por ello, Barreto ha recomendado en estas situaciones la terapia psicológica cognitivo-conductual tanto individual como en grupo, así como las terapias llamadas de "tercera generación" directamente focalizadas en la emoción. "Las primeras facilitan la reconstrucción del significado en la vida sin el fallecido y las segundas permiten amortiguar la gran intensidad emocional que se vive en estos procesos", asegura la especialista. |